Bueno. Esta película es ligera, simpática, desmelenada (con un aire de despelote cahondo-colorista-japonesado que la conecta fuertemente con algunos animes actuales) y posee un buen ritmo. Carece de las lentitides y excesos lacrimógenos tan propios del cine made in Japan y se toma la trama por el pito del sereno a menudo (incurriendo en salidas de tiesto a menudo bastante provocadoras de sonrisa), pero finalmente llega el tercer acto y la cosa decae como suele ocurrir a menudo en el cine nipón.

Pero gran parte del metraje es muy simpático, ojo.

Lo mejor: Los excesos y algunas ideas francaente originales.

Lo peor: Le falta mucho para redondear.

La sorpresa: Anna Tsuchiya.