Siempre me he preguntado cómo unos cuantos cineastas patrios de los ochenta levantaron carreras en esa época a la vista de sus aparentes capacidades.

Y lo de aquí, con Armendáriz, es un ejemplo de ello.

Ojo que tiene cierta gracia ver el entorno nocturno-madritense noventero como time capsule (sin reggaetón o cosas peores, jejeje). Pero -- coño -- mira que hay gente decente en el cast, pero es que la puesta en escena de realmente pobre y el guion de una flojura enorme. Porque el material no progresa, lo cual lleva a que el cierre sea forzado como en un mal cortometraje. Por otra parte, la idea no se explota intentando una suerte de realismo no realista (coño, si el personaje de un irritante Botto es un psycho, de lleno con ello) -- y nada.

En fin. Fama inmerecida de un largo narrativamente torpe.