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Voto de metabaron:
4
Comedia. Drama. Thriller En 1937, en plena guerra civil, tropas republicanas irrumpen en un circo, durante el espectáculo, con el objetivo de reclutar a sus empleados para luchar contra las tropas nacionales. Mucho tiempo después, en los últimos años del franquismo, dos payasos (Carlos Areces y Antonio de la Torre) luchan por el amor de una atractiva trapecista (Carolina Bang). (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la puntuación del filme se basara en la valentía de y los riesgos acometidos (inusuales en una cinematografía tan adocenada, y carente de punch como es la española), se llevaría un notable alto.

Pero aquí no se juzgan las intenciones sino los resultados. Y el resultado es... irregular. El cineasta de Bilbao realiza un salto al vacío sin red y aterriza de mala manera.

¿Por qué? Numerosas razones:

Por la falta de Jorge Guerricaechevarría. está claro que él era el que daba coherencia a los guiones de ambos. Y se nota. el libreto de "Balada.." resulta un tótum revolútum de secuencias e imágenes fuertes (que seguramente bullían en la mente de de la Iglesia) que no logra estar jamás unificado, convirtiendo el largometraje en un conjunto de secuencias estancas que se concatenan episódicamente.

Por otra parte, las coincidencias (personajes que se encuentran de golpe en mitad de momentos históricos, reencuentros injustificados con seres del pasado) que aparecen a lo largo del metraje denotan claramente una escritura laxa en la que se fuerzan elementos a meterse con calzador sin una razón clara.

Por si fuera poco, empatizar con los personajes resulta imposible: Carolina Bang es una calientabraguetas con una vena sufridora acusada, Antonio de la Torre es un psicópata llorica y Areces pasa de mosquito muerto a esquizoide vengador disfrazado sin solución de continuidad. Una troupe complicada, caray. Además, uno sueños cuasi felinianos -y gratuitos- sazonan el filme de tarde en tarde.

En cuanto al apartado visual, Álex parece descontrolado. Usa un estilo run-and-gun de cámara enloquecida que no anda muy lejos de Neveldine and Taylor (la batalla inicial recuerda tremendamente a "Gamer") y monta con celeridad tal vez excesiva. Eso sí: el clímax final es espectacular y demuestra el buen hacer de los expertos en CGI y composición que están trabajando en este país. Se ve que en ese aspecto la cosa ha mejorado desde "La comunidad".

¿Y el humor? Desaparecido. O casi.

¿El interés? Decae. El filme se hace largo.

¿Y la ambientación? Pues bien, gracias. Pero hay fallos flagrantes: trenes de cercanías modernos en 1973, un Parque de Atracciones de Madrid con elementos actuales, cajetillas de tabaco con avisos modernos contra su peligro...

En fin.

¿Cómputo total?

A un servidor le parece casi una pataleta de un cineasta que añora tiempos mejores y quiere demostrar que aún tiene una buena pegada. Desgraciadamente, la película resultante le ha salido rana: su propio "En el nombre de Caín": un exceso que busca la brillantez a través del extremismo.

Quizás es que el cineasta vasco se ha tomado la frase "El camino del exceso "conduce al palacio de la sabiduría" al pie de la letra.

Pero yo no le veo más sabio. Lo cierto es que le veo perdido.

CODA - Eso sí: la frase sobre la idiosincrasia de España que dice un personaje en un momento clave da en el clavo.
metabaron
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