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España España · Barcelona
Voto de Gilbert:
2
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
27 de noviembre de 2009
68 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pablo Picasso era un genio. Se declaraba comunista pero tenía un sentido muy capitalista de su existencia. Incluso cuentan que llegó a dibujar un garabato en una servilleta, firmarlo y pedir 30.000 francos por ella.

En fin, es lo que pasa con el sentido moderno de la cultura, que la gente se fija más en el artista que en la obra.

Stanley Kubrick también es un tipo muy listo como Picasso, aunque sin su genio, y todo hay que decirlo, sin su sevicia. Así que ha seguido los pasos que tiene que dar todo artista modernete que se precie:

1) Hacer alguna obra maestra.
2) Recolectar acólitos.
3) Vivir del cuento.

Pero hay que reconocerle a Kubrick una genialidad. Una vuelta de tuerca:

4) Escupir.

Porque eso es lo que ha hecho el "maestro". Debía pensar: "Joder, cualquier parida que se me pasa por la cabeza me la aplauden. Voy a hacer la mayor gilipollez que se me ocurra, y a ver cómo diantres reaccionan estos tipos".

Así que se le ocurrió la genialidad de escupir sobre sus seguidores, a ver cómo reaccionaban. Y la parida la tituló con una onomatopeya del escupitajo: "Eyes Wide Shut". Incluso, para que quede claro, no permitió la traducción del título a otros idiomas, que como sus acólitos saben perfectamente el "maestro" también controlaba eso.

En cuanto al escupitajo en sí, pues hay ratos que creía que estaba viendo una película típica de Van Damme. De esas que está en no sé donde rodeado de gente encapuchada de una secta rara. Lo digo en serio. En teoría va de sexo, pero el sexo sin deseo amoroso o lujuria es como la comida sin hambre o gula, una estupidez. Ni morbo ni imaginación ni nada hay aquí.

Naturalmente ante tamaño escupitajo, que además es de los asquerosos (repitan el título varias veces y lo comprobarán), los acólitos vieron "arte" hasta en las mucosidades.

Como película, un 0 como una catedral. Pero por la parida le subo la nota, que tiene su gracia ver a los acólitos sacando dobles y triples lecturas a los mocos.
Gilbert
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