Cuando la maléfica semilla de Caín se ha multiplicado sobre la tierra. Noé, el primer ecologista y último patriarca de la progenie de Set, se verá imbuido por un sueño, o por la voz de Dios, para construir un gran arca en que embarcar, a un pareja de cada especie animal, para preservarlas de la aniquilación que se aproxima, en forma de diluvio universal. Ya que, Dios, ha decidido, rectificar su error, poniendo fin a la especie humana (para más información, véase el Libro del Génesis –primero del Antiguo Testamento–). Y es ésta una visión, de dichos acontecimientos, mas "tolkeniana" que bíblica, más mágica que religiosa, transcurriendo por un mundo con apariencia más postapocalíptica que neolítica...

En cuanto a su valor cinematográfico en sí; en mi opinión, deja mucho que desear. No despliega, en ningún momento, espectaculares efectos especiales, cómo para una gran superproducción, como es ésta. La banda sonora es bastante insulsa... sin épica. La fotografía, aunque sé que es la que, en la última década, se lleva, le faltan matices y le sobra frialdad. El guion, pese a que trata de ser original (alejándose del original), cae, una y otra vez, en todos los tópicos. La realización tampoco resultará excepcional, demasiado de sala informática, sin grandes planos ni montajes espectaculares. Por último, sí cabe destacar a un excelente plantel de actores, encabezados por un Crowe en su línea, siempre magnífica, bien secundado por la siempre eficaz Connelli, y por destacar a alguno, cómo no hacerlo del veterano Hopkins, tomándose algo en broma su papel cómo, el también veterano, Matusalén. Luego, está, también, bastante bien, Ray Winstone, haciendo el papel del villano; en este caso representando la vileza de toda la raza humana… de la humanidad.