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Voto de Felipe Critic:
8

Voto de Felipe Critic:
8
6.9
38,033
Thriller. Acción. Drama. Ciencia ficción
Sin sus poderes, por primera vez, Wolverine es verdaderamente vulnerable. Después de una vida de dolor y angustia, sin rumbo y perdido en el mundo donde los X-Men son leyenda, su mentor Charles Xavier lo convence para asumir una última misión: proteger a una joven que será la única esperanza para la raza mutante... Tercera y última película protagonizada por Hugh Jackman en el papel de Lobezno. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2018
3 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lobezno, uno de los más dilectos personajes de la casa de las ideas llevado a la gran pantalla, ha partido, pero lo ha hecho a lo grande, con escarlata sangre goteando por sus defectuosas garras de adamantium y dejando en herencia una factible regeneración a base de zagales mutantes. Después de las insistentes y sugestivas promesas que el director James Mangold divulgaba durante la modelación de la notoria obra, “Logan” finalmente ha aterrizado en los cinemas mundiales y hemos tenido la oportunidad de impugnar o aseverar qué tan certeras fueron las palabras del erudito marvelita. A rasgos generales, el utópico western que Mangold ha erigido es el portal definitivo a facetas inusitadas en el género, para la verídica acepción de adaptar con observancia las obras de referencia. Esta entrega hará que apliquemos la alegoría de la caverna de Platón al UCM en todo su esplendor, desempolvando lo glorioso, inteligente, capaz y ante todo humano que puede ser un filme de superhéroes.
17 Años. Una trilogía. Una trilogía secuela. Dos spin-offs. Una trilogía spin-off con Wolverine como estrella central. De las producciones basadas en Marvel Comics, los X-Men llevan en la vía un dilatado periodo, alumbrando el camino (en cierta medida) para el género de los muy cotizados héroes de ficción. La línea del tiempo fílmica, con respecto a las tramas preconcebidas por Stan Lee y Jack Kirby, puede abreviarse satisfactoriamente con tres nombres claves: Bryan Singer, Patrick Stewart y Hugh Jackman. Este último nos enseña a su álter ego drásticamente irreconocible: enfermo, desfallecido y al risco del quiebre. El actor australiano da todo lo que tiene para brindarle un decoroso ultimo adiós a su apelativo profesional, dota de dolencia tangible y cansancio visible con sus talantes, su mirada mohína plasma su falta de esperanzas; la actuación de este hombre crispara al axiomático mundo de héroes y sí, lo declarado por Mangold tiene una fuente verídico: “No es una película de superhéroes, es una película de un humano con poderes.” Hugh deja una sucesora a la altura, ella es Dafne Keen, la pequeña actriz que interpreta a una Laura colmada de cólera y de vigor, con el potencial requerido para adquirir a sus espaldas el peso del Arma X. Los diálogos para la joven interprete son cuasi que nulos hasta el tercer acto del filme, supliendo esa ausencia fonética por capacitaciones físicas formidables dentro las magnéticas y violentas escenas de acción; ella es la contraparte precisa para Logan, así como un clon símil.
Impensado fue toparnos con que la última aventura de Wolverine es un irrevocable spaghetti western, un largometraje con una estética sucia a la vez que estilizada y que encierra unos personajes aparentemente carentes de moral, rudos y duros. Aquí, las escenas de acción son justificadas, medidas y fascinantemente feroces. Este es oficialmente el filme que encarna en forma y esencia el Wolvie de las paginas, la cinta no despliega combates súper luminosos ni con chispas de luz en vez de sangre, la violencia tiene un por qué, un para qué y unas consecuencias; y aunque su aplicación es concisa, enardecen más que las pomposas luchas de los Avengers. Son cuasi microscópicos los indicios de cine veraniego; los visuales son secos, pesimistas, taciturnos y sin duda alguna, en seleccionados componentes, puede ser parangonada con “Midnight Special” de Jeff Nichols. La banda sonora exprime todo lo que tiene a su alcance, no obstante, paradójicamente sobresalen las melodías calmosas y opacas que plasman oníricamente la atmosfera del filme.
Y la carga emocional sí que pesa. El sentimentalismo es adecuado en cada personaje, las sensaciones son plausibles y tocan hasta al más descorazonado. Difiere de las determinaciones esporádicas, de los giros de tuerca incomprensibles, cada acto esta motivado por un pensamiento soportado por los sentimientos. A medida que el filme va mudando a un road/buddy movie, las relaciones interpersonales se engrandecen y conquista una conexión brillantemente apoteósica. De hecho, hay algo triste sobre el filme y es que esta se siente como el mejor, de lejos, de los lances de Wolvie, haciéndonos cavilar como hubieran sido otras aventuras sin las cortapisas de la clasificación por edades. ¿Debe “Logan” agradecerle al R de “Deadpool”? Depende de quien lo mire, ya que si bien el largometraje de Wade Winston Wilson alberga contenidos explícitos, todo propende al gracejo, mientras que aquí la tonalidad es distinta, y exactamente eso intranquilizaba a 20th Century Fox, la reforma tiene una abrupta alteración en el ritmo con respecto al precedente filme, no obstante, ya pueden descansar en paz, el cashing monetario continua sonando.
"Logan” se despide tajantemente del estilo de las adaptaciones de Bryan Singer y del propio Mangold y adopta encantado el aura de la trilogía “The Dark Knight” de Christopher Nolan gracias a su corte realista y agorero, un horizonte desolado en donde el héroe no es super, es un héroe encarado a índoles humanas. El segundo filme clasificado R de Marvel cimenta sus pretensiones en el tono, el guion y las interpretaciones, retratando a cabalidad tanto el mundo ficticio de las paginas como el mundo mortal, el nuestro que puede transmutarse así en un abrir y cerrar de ojos, hay un realismo seco y abrumador hacia nuestro incierto devenir. El filme es violento, inteligente y elocuente; la actuación concluyente de Jackman le brinda a Wolverine una estampa hasta hoy inusitada y ofrece una mirada mucho más holgada al universo de los superhéroes, asimismo sirve como constatación de que Marvel puede conseguir cintas tan melodramáticas y mohínas como DC sin perder el rumbo, sin perder el tino. Una ronda de aplausos y vítores para Hugh Jackman, quien afirma que ni el monto más exorbitado de dinero lo traerá de vuelta, sin embargo, el crematístico Hollywood lo puede absolutamente todo. Gracias por todo y buen camino. X
17 Años. Una trilogía. Una trilogía secuela. Dos spin-offs. Una trilogía spin-off con Wolverine como estrella central. De las producciones basadas en Marvel Comics, los X-Men llevan en la vía un dilatado periodo, alumbrando el camino (en cierta medida) para el género de los muy cotizados héroes de ficción. La línea del tiempo fílmica, con respecto a las tramas preconcebidas por Stan Lee y Jack Kirby, puede abreviarse satisfactoriamente con tres nombres claves: Bryan Singer, Patrick Stewart y Hugh Jackman. Este último nos enseña a su álter ego drásticamente irreconocible: enfermo, desfallecido y al risco del quiebre. El actor australiano da todo lo que tiene para brindarle un decoroso ultimo adiós a su apelativo profesional, dota de dolencia tangible y cansancio visible con sus talantes, su mirada mohína plasma su falta de esperanzas; la actuación de este hombre crispara al axiomático mundo de héroes y sí, lo declarado por Mangold tiene una fuente verídico: “No es una película de superhéroes, es una película de un humano con poderes.” Hugh deja una sucesora a la altura, ella es Dafne Keen, la pequeña actriz que interpreta a una Laura colmada de cólera y de vigor, con el potencial requerido para adquirir a sus espaldas el peso del Arma X. Los diálogos para la joven interprete son cuasi que nulos hasta el tercer acto del filme, supliendo esa ausencia fonética por capacitaciones físicas formidables dentro las magnéticas y violentas escenas de acción; ella es la contraparte precisa para Logan, así como un clon símil.
Impensado fue toparnos con que la última aventura de Wolverine es un irrevocable spaghetti western, un largometraje con una estética sucia a la vez que estilizada y que encierra unos personajes aparentemente carentes de moral, rudos y duros. Aquí, las escenas de acción son justificadas, medidas y fascinantemente feroces. Este es oficialmente el filme que encarna en forma y esencia el Wolvie de las paginas, la cinta no despliega combates súper luminosos ni con chispas de luz en vez de sangre, la violencia tiene un por qué, un para qué y unas consecuencias; y aunque su aplicación es concisa, enardecen más que las pomposas luchas de los Avengers. Son cuasi microscópicos los indicios de cine veraniego; los visuales son secos, pesimistas, taciturnos y sin duda alguna, en seleccionados componentes, puede ser parangonada con “Midnight Special” de Jeff Nichols. La banda sonora exprime todo lo que tiene a su alcance, no obstante, paradójicamente sobresalen las melodías calmosas y opacas que plasman oníricamente la atmosfera del filme.
Y la carga emocional sí que pesa. El sentimentalismo es adecuado en cada personaje, las sensaciones son plausibles y tocan hasta al más descorazonado. Difiere de las determinaciones esporádicas, de los giros de tuerca incomprensibles, cada acto esta motivado por un pensamiento soportado por los sentimientos. A medida que el filme va mudando a un road/buddy movie, las relaciones interpersonales se engrandecen y conquista una conexión brillantemente apoteósica. De hecho, hay algo triste sobre el filme y es que esta se siente como el mejor, de lejos, de los lances de Wolvie, haciéndonos cavilar como hubieran sido otras aventuras sin las cortapisas de la clasificación por edades. ¿Debe “Logan” agradecerle al R de “Deadpool”? Depende de quien lo mire, ya que si bien el largometraje de Wade Winston Wilson alberga contenidos explícitos, todo propende al gracejo, mientras que aquí la tonalidad es distinta, y exactamente eso intranquilizaba a 20th Century Fox, la reforma tiene una abrupta alteración en el ritmo con respecto al precedente filme, no obstante, ya pueden descansar en paz, el cashing monetario continua sonando.
"Logan” se despide tajantemente del estilo de las adaptaciones de Bryan Singer y del propio Mangold y adopta encantado el aura de la trilogía “The Dark Knight” de Christopher Nolan gracias a su corte realista y agorero, un horizonte desolado en donde el héroe no es super, es un héroe encarado a índoles humanas. El segundo filme clasificado R de Marvel cimenta sus pretensiones en el tono, el guion y las interpretaciones, retratando a cabalidad tanto el mundo ficticio de las paginas como el mundo mortal, el nuestro que puede transmutarse así en un abrir y cerrar de ojos, hay un realismo seco y abrumador hacia nuestro incierto devenir. El filme es violento, inteligente y elocuente; la actuación concluyente de Jackman le brinda a Wolverine una estampa hasta hoy inusitada y ofrece una mirada mucho más holgada al universo de los superhéroes, asimismo sirve como constatación de que Marvel puede conseguir cintas tan melodramáticas y mohínas como DC sin perder el rumbo, sin perder el tino. Una ronda de aplausos y vítores para Hugh Jackman, quien afirma que ni el monto más exorbitado de dinero lo traerá de vuelta, sin embargo, el crematístico Hollywood lo puede absolutamente todo. Gracias por todo y buen camino. X