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Voto de AdolfoOrtega:
8
Cine negro. Intriga. Thriller Roy Earle sale de prisión antes de cumplir condena gracias a su buena conducta y a la fianza depositada por Big Mac, jefe de la banda a la que perteneció. Poco después, un miembro de la banda le comunica que Big Mac, que prepara un nuevo golpe, le espera en California. Roy, pese a su intención de cambiar de vida, decide acudir a la cita. En su viaje a través del país, entabla amistad con una humilde familia de granjeros, cuya nieta, ... [+]
26 de abril de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humprey Bogart es un icono. Más allá incluso de ser uno de los grandes de la etapa dorada de Hollywood, junto a Cary Grant, James Steward, Spencer Tracy o Henry Fonda. Sin ser el mejor intérprete, Bogart es junto a John Wayne el privilegiado que en mi opinión más profundamente ha sabido grabar en el inconsciente colectivo su imagen y su propio nombre, convirtiéndose en sinónimo de CINE.
Y son personajes como este ex presidiario en busca de redención los que comenzaron a forjar su leyenda. Quizá podemos imaginar a Henry Fonda en este papel, trasmitiendo mayor vulnerabilidad, o incluso a un también genial Robert Mitchum...pero nadie como Bogart sería capaz de representar la integridad y la hombría no carente de sensibilidad: la reluciente armadura, la radiante luz.
Es cierto que la película no es redonda. Me resulta algo forzado el desarrollo de la relación del ex recluso con la pedantísima joven y con su no menos irritante abuelo. En contraposición, la historia de amor con Lupino es mucho más sutil y elegante.
Pero en su conjunto, El último refugio es una magnífica muestra de un cine sencillo en su forma y profundo en su fondo, una película que tras su disfrute nos invita a la reflexión sobre el significado de Libertad y sobre la posibilidad de Redención.
Mención aparte merece su director, Raoul Walsh, un genio a quien la Historia del Cine parece estar dando su merecido lugar de privilegio entre los más grandes. Aquí nos regala secuencias y planos soberbios, como el maravilloso plano picado que refleja la vulnerabilidad de Roy en la sierra. El director que dibujó la firmeza, fidelidad y desesperación con el desmayo de Olivia de Hallivan en Murieron con la botas puestas, el cineasta que nos legó un retrato de la ambición y la locura con Cagney gritando en la cima del mundo, nunca fue nominado a un Óscar. No sé si el bueno de Roy tiene posibilidad de redención, pero a la Academia de Cine Americano le costará mucho purgar esos pecados.
AdolfoOrtega
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