El visionado de éste desesperado canto a la soledad, la supervivencia, el vacío existencial, el tedio cotidiano, el gris de la vida. Es de una melancólica y bella tristeza que te deja en la retina un poso de verdad.
Narra con sobriedad, nada superfluo cabe en pantalla. Conforme vas entrando en las vidas de estos dos primos. Nada tienen en común en apariencia. Uno acomodado y con una vida aburrida, vacía y tediosa. El otro quiere abrirse paso en la dura Estambul. Con un trabajo le sería suficiente de momento.
Muestra con precisión las rarezas e intransigencias del que está acostumbrado a vivir en su guarida sin intromisiones. Con sus manías y hábitos. Sin que nadie perturbe su monótona existencia y placido aburrimiento.
Pero quedarnos aquí sería ver solo la superficie de éste microcosmos. Va mucho más allá.
La imagen de la ciudad nevada. El barco estancado en el Bósforo. Son metáforas visuales.
Va a la esencia de las cosas con una sencillez que desarma.
Tiene un ritmo reflexivo muy cuidado y una belleza melancólica visual.