El séptimo arte, en toda su amplia y variada extensión, se rige por una serie de elementos básicos y característicos que lo definen. Si uno de estos elementos falla, se tambalea la misma base sobre la que se sustenta el film en cuestión.
Y aquí, falla estrepitosamente la narrativa. Hasta tal punto, que hace desmoronarse cual castillo de naipes al resto de la película. Porque, literalmente, NO TE ENTERAS de nada de lo que está pasando.
¿Es porque la historia es compleja, o quizás, el desarrollo de los personajes y la trama es demasiado denso y enrevesado? No. La historia no puede ser más plana y arquetípica en realidad. Es la enésima invasión de una fuerza superior alienígena, y la lucha de los seres humanos en contra de su abusivo poder y ocupación forzosa del planeta.
Esto, visto ya mil veces en mil películas distintas, desde el blockbuster explosivo y palomitero (Independence Day), pasando por el cine-denuncia (Distrito 9), o a niveles más íntimos (The Host), aquí adquiere un tinte más indie, más de temática "antisistema", por así decirlo. Pero llevado a la pantalla de manera desastrosa.
Durante la primera hora de película, vas a ver a multitud de personajes distintos "haciendo cosas": cambiando matrículas de coches, escondiendo papelitos, mandando notas a periódicos, usando palomas mensajeras...sin orden aparente, sin relación, sin explicación alguna, mientras hablan de "cosas" de las que no tienes ni idea. Lo peor de todo es el contexto: ¿Cómo se ha rendido tan fácilmente la humanidad?¿De dónde viene esa supuesta supremacía alienígena?¿Es que ningún ejército les ha plantado cara?
No hay demostración de fuerza alguna de los aliens, no hay una base establecida sobre la que hacernos ver el porqué de tanto "secretismo" de los humanos, y su sumisión casi universal al invasor. Para más inri, vemos en una secuencia, cómo un único humano derriba a un alien, a base de golpes con un triste extintor (sí, un extintor de incendios), derribándole y dejándolo ahogándose en el suelo. ¿Éstos son los aliens que han subyugado a la raza humana, y que controlan los ejércitos y fuerzas de seguridad, de la raza humana? Absurdo, como mínimo. Y que directamente te saca de la película, de todo lo que pretende hacerte creer, de golpe. Aquí es cuando, realmente, comprobamos que estamos ante una mala película, sin paliativos, por muchas "segundas lecturas" que nos quieran hacer tragar (sí, los humanos pueden representar a cualquier pueblo actual, que luche contra una supremacía militar extranjera. Gracias, Rupert Wyatt, pero qué genio más sutil estás hecho. Aunque también tiene una lectura mucho más peligrosa, acercándose y humanizando a la vez que idealiza a grupos como el IRA o ETA y su terrorismo contra el Estado, por las tácticas que emplean los protagonistas, en ocasiones calcadas de estos grupos. Mucho cuidado con las tonterías que se intentan hacer creer a los espectadores, Wyatt, mucho cuidado. Espero sinceramente que no fuese esta tu verdadera intención al rodar la película, porque ya no estaríamos hablando de un film cutre de serie B sobre aliens e invasiones, sino de palabras mayores).
Con todo esto encima, el espectador lo único que sentirá será desconcierto, pero no gracias a las supuestas bondades de la película, sino por culpa de sus fallos narrativos. Y esto no es buena señal. Si quiero sentirme como un imbécil perdido en medio de un galimatías que nadie entiende, prefiero ir a comprar a IKEA.
Continuamos.
Viendo lo anterior, tenemos que hacer un uso titánico de suspension de la incredulidad, y asumir que el 99% de la humanidad, ha decidido vivir como esclavos de puercoespines debiluchos. Cuando nos peleamos hasta con el vecino de la lado, porque su valla del jardín está traspasando nuestro terreno. Vale. Venga.
Tenemos que asumir que los seres humanos han decidido luchar y espiarse y joderse entre ellos, antes que unirse frente a una amenaza común de otro mundo. Vale. Venga.
A partir de aquí, el ritmo se diluye, la narrativa no va a ningún lado en concreto y el hastío y las ganas de acabar la película se apoderan de uno. Pasamos de no saber qué ocurre, al aburrimiento supremo. Dos cánceres mortales en una única película, que se unen para conformar una de las peores muestras de lo peor que puede ofrecer el cine en pleno 2019.