Cuando a una película la pintan como la gran superproducción española y no te gusta, se disfruta más la crítica:

Pero que asignación del reparto a sus personajes más malo. Empezando por Viggo Mortensen (que en su intento de esconder su acento y hablar castellano antiguo parece que va borracho toda la película) y acabando por Blanca Portill (¡en su papel de fraile!).

Después, el guión es inexistente. Se quiere explicar la historia de un personaje a la vez que pasan páginas a episodios de la historia de la España del siglo XVII mientras se alternan grandes personalidades de la época. Demasiando ambicioso para la película, no se consigue ni de broma, le queda gigante.

Y luego la continua aparición de actores archiconocidos del panorama español le da un toque "Torrente" que acaba de rematar la película.

Espero que lo de incluir a Viggo Mortensen no halla sido para darle gancho internacional, porque si es aburrida para un espectador de aquí no quiero ni pensarlo para los demás.

Anemabar por favor, vuelve a salvarnos de esta mediocridad.