Acción, mucha acción. Eso es lo que nos promete S.W.A.T. y la verdad es que por lo menos en su segunda mitad lo cumple a la perfección. Desgraciadamente, hasta llegar a eso hay que reunir y entrenar al elenco de policías. Este trámite lleno de convencionalismos, no es demasiado extenso, pero el verles hacer entrenamiento básico no es precisamente la razón para ver la película. Les falta decidir si quieren entretener con estas secuencias, para lo cual sería imprescindible el añadir más acciones espectaculares o al menos divertidas. Porque con lo que hay es demasiado reducido para dar una base sobre la que crear dramatismo y dibujar correctamente a cada personaje y demasiado largo para entenderlo como una simple escena de transición. Una vez desatada la acción será ruidosa y muy llamativa. Con inacabables cambios en el rumbo de la historia que nos mantendrán atentos a la pantalla. No veremos nada nuevo ni imaginativo, las típicas desavenencias entre distintos escalones del mando, un preso escurridizo y unas heridas aun por cerrar. A cada momento la acción se tornará más disparatada, llegando a ser algo inverosímil hacia el final. No daña la película, porque si estás viéndola era para ver esto precisamente, acciones al límite, tanto de lo humanamente posible como de lo racionalmente creíble.
El director Clark Johnson tiene una dilatada carrera como actor y director. Este es uno de los pocos trabajos hechos para la pantalla grande, donde contaba además con un importante presupuesto. Otros trabajos suyos no menos importantes son varios capítulos de las series de policía The Wire y The Shield. Hablando de The Shield, el estilo de cámara utilizado en las escenas de acción, recuerda mucho al que vemos en esta serie. Con continuos primeros planos que obligan al cámara a seguir la acción no sin cierto grado de saltos en la imagen. Introduciéndonos en los hechos, pero que no a todos les resultará acertado.
Contamos con dos estrellas para que hagan de reclamo. Uno es Samuel L. Jackson, que a parte de ofrecer su conocido rostro, y firmar un correcto trabajo nos deja sin disfrutar de su mejor interpretación. Y Collin Farrell, que acapara gran parte de la pantalla y no consigue mejor resultado que su compañero. Además tendremos como duro al rapero LL Cool J que sigue en su tónica de colocarse en películas con mucha acción. Así no demostrará su capacidad para actuar. Y por último a la chica del grupo Michelle Rodriguez, a la que quieren pintar como la más dura de todos, y no la ves para nada más que para lucir una cara bonita. No hay muchas oportunidades donde los actores puedan destacar, lástima de personajes tan repetitivos que suelen tener este tipo de películas y que no les permiten a los actores diferenciarse del resto de producciones.
Estamos frente a una película que tiene un cuidado estilo para que sea disfrutada por todos, siempre y cuando entiendas que es solo diversión, sin mensaje profundo detrás.