Parece que, en esta nueva película, Allen tenía la idea formal antes que la idea del guión. Me da la sensación que sabía lo que quería hacer pero no sabía muy bien cómo hacerlo: quería una comedia después del drama de Match Point, quería ambientarla en londres y la campiña inglesa, quería a Scarlett de protagonista y quería volver a actuar. Una vez aclarados todos esos puntos, me imagino que el bueno de Woody se sentó una tarde acompañado de un café y una libreta y esbozó una inocente, frágil y nada original historia de asesinatos, misterio y detectives. Sin duda alguna, una historia sin importancia para tener la excusa de hacer realmente lo que quería.

Y aún así, la película entretiene y hace reir, quizá no más que una carcajada, pero la sonrisa perenne en la boca. No aburre y llega a gustar si uno hace lo mismo que el director: no tener pretensiones.

Muchos dicen que es una película menor, yo diría que es una película pequeña pero eso si... adorable. Un perfume en frasco diminuto, otra obra más del genio neoyorquino.

Me encantaría que Allen nunca entrara en ese barco de la película para poder seguir regalándonos perlas (unas veces mas grandes que otras) cada otoño. Y me gustaría no viajar nunca en ese barco a mi tampoco para poder disfrutarlas como he hecho con esta.