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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
4
Comedia. Romance. Drama Luisa (Inma Cuesta) y Alberto (Raúl Arévalo) se han visto obligados a irse a vivir al campo, pero la idílica vida rural enseguida empieza a mostrar su cara menos amable. A pesar de que la pareja no atraviesa por sus mejores momentos, Luisa está obsesionada con tener un segundo hijo, aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea pisar el campo es Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto, periodista en ... [+]
4 de enero de 2016
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin paños calientes, "Las ovejas no pierden el tren" probablemente sea la peor película, española o no, que han visto estos ojos en mucho tiempo.
Lastrada por un ritmo plano como el encefalograma de los prescindibles personajes que la recorren, adolece de una falta de coherencia argumental —abultados fallos de raccord incluidos— y, lo que es peor, habida cuenta de sus pretensiones cómicas, de una poca gracia insalubre, casi insultante. Porque, valga la redundancia, la gracieta a cuenta del compañero de piso homosexual resulta digna de figurar entre lo más granado de los desopilantes "Ranciofacts" de Pedro Vera. Si bien es cierto que la palma se la lleva la deleznable proliferación de chistes a costa del padre enfermo de Alzheimer, una opción que traspasa de largo los límites del humor hasta rayar en la obscenidad.
En su día las más egregias plumas de la crítica patria saludaron con alborozo este bodrio sideral. Destacaban la frescura de una propuesta que, a mi entender, no es sino todo lo contrario, atravesada de cabo a rabo por un mensaje profundamente retrógrado: el escritor que encuentra la felicidad en sustituir la literatura por el tractor (claro que el Sardinuca Arévalo se me hace tan probable en el papel de autor renombrado como que mañana me toque el gordo en el sorteo del niño), o esa esposa suya interpretada por Inma Cuesta y cuya realización personal estriba en quedarse embarazada por segunda vez sin que parezca importarle gran cosa el naufragio al que se ve abocado el resto de parcelas de su vida. Entre otros muchos y variopintos ejemplos que me niego a recordar por temor a que mis esfínteres reaccionen del modo que merecen estímulos tan nefandos como los inducidos por tamaño montón de bosta ruralizante.
Carorpar
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