"Barbie" es esa película que uno no sabía que necesitaba hasta que la vio. Le doy un 7/10, porque claro, a quién no le gusta un buen viaje alucinógeno en rosa chicle con un mensaje de fondo que intenta ser profundo pero que a veces se queda en la superficie. Es entretenida, sí, pero también tiene sus momentos de "¿en serio?".

Y hablando de cosas increíbles, manda narices que Ryan Gosling se lleve la nominación al Óscar por su papel de Ken. Claro, porque interpretar a un muñeco de plástico con crisis existencial es todo un reto actoral. Mientras tanto, Margot Robbie, la mismísima Barbie, la que carga con la película y nos da las mejores escenas, se queda sin nominación. A veces la realidad no solo supera la ficción, sino que la ridiculiza.

La película es una joya de lo que llaman "feminismo deconstruido". Ahí está, con su mensaje de empoderamiento, pero envuelto en un envoltorio tan brillante y saturado que uno no sabe si está viendo una sátira o un anuncio de juguetes de los 90. Hay momentos en los que parece más un comercial extendido que una crítica social.

En fin, "Barbie" es recomendada para aquellos que disfrutan de un buen pastel de ironía, con una capa gruesa de sarcasmo y un relleno de entretenimiento. No es perfecta, pero es lo suficientemente divertida como para pasar un buen rato... aunque con algunos momentos en los que te preguntarás si el mundo del cine ha perdido la cabeza. ¡Y ahí está el verdadero espectáculo!