La película no es un film de terror al uso. Es una metáfora de cómo la vejez y la demencia lo va impregnando todo. De cómo te priva de los más preciado que tenemos, nuestros recuerdos y vivencias, y nos desnuda despojándonos de toda nuestra humanidad.
Pero no sólo habla del deterioro, sino de la familia como eje vertebrador de nuestra propia existencia
La anciana no mantiene una buena relación con su hija, la ve poco a menudo, por vivir en la distancia o bien porque está demasiado ocupada para ejercer de hija.
La nieta repite los mismos patrones con su madre, mostrando una relación bastante fría, distante y falta de comunicación.
La hija, al principio, ve como su madre se va deteriorando, y busca una residencia para que pase sus últimos días.
No obstante, al final de la película se nos muestra como una redención. Se queda con su madre hasta el final de sus días, quizás por culpabilidad , quizás por obligación. O simplemente porque es su madre.
Lo más aterrador de la película es ver cómo la nieta se da cuenta de que tendrá que pasar por lo mismo que su propia madre, pero en este caso con ella una vez haya envejecido.