La película iba prometedora hasta la entrada de modo muy forzado del personaje de Irene en escena (Gloria Grahame). Uno tiende a dejarlo pasar por el hecho de que una película no cuenta con el tiempo de un libro para desarrollar situaciones pero en el punto en que Myra (Joan Crawford) se entera de lo que pasa a su espalda ya el guión se cae. Parece como si en esa parte de la filmación el que adaptó la historia se peleó con los productores, tomó sus apuntes, libro y scripts y abandonó el estudio entonces improvisaron de allí en adelante en base a la novela.
Soberbias las actuaciones y aceptable desde el punto de vista técnico salvo sobre sobre el final donde la iluminación parece de aficionados y se abusa del efecto screamer con sonidos y gritos como en película ochentera independiente de terror.
Espero les sirva esta crítica, un abrazo.