Sí. Un 11 merece el megaentretenimiento que tras largos años de duro trabajo-no entiendo cómo se puede lograr algo así, en serio-nos ofrece Cameron, aunque aún no me creo que el hombre sea capaz de alcanzar ciertos logros técnicos, me parece más plausible que haya encontrado una raza alienígena y los haya contratado para la peli que ver cómo recrea un universo, una raza y un espiritu de otro planeta con tal detalle y perfección.
Pues eso, que el trabajo bien hecho recibe su recompensa, y la primera y principal debe ser la satisfación de sentarse en la butaca de un cine y ver el resultado y cómo afecta a la gente que como espectadora acude a ver "Avatar". En la sesión a la que he ido, todo el mundo rompió en aplausos nada más acabar. Y eso si que debe valer más en términos de orgullo que un Oscar de la Academia.
Perfecta en todos los aspectos, no sólo técnicos, destaca una banda sonora maravillosa, acorde al titánico-ejem-experimento que bebe directamente del mundo del videojuego y de los avances en captura de movimiento gestual que ya tocaron otros grandes. Y las cuatro nominaciones a lo Globos de oro que acaba de recibir bien deberían convertirse en premio porque hay que reconocer que "Avatar" es la película más grande jamás rodada, un apabullante experimento de matrícula de honor que acompaña esos efectos maravillosos con una tierna historia de vaqueros malos e indios buenos, y eso, en fechas apocalípticas como las que atravesamos nos hace darnos cuenta de lo malo que está llegando a ser el hombre frente ya no a los Na'vi sino a él mismo.
Disfrútenla porque no es para menos.