La guionista española Clara Roquet escribe junto a la directora libanesa Mounia Akl un guion que plantea una utopía –o distopía– en un futuro cercano. Gracias a unos personajes con encanto, ambas consiguen articular un drama doméstico que alberga también denuncia social.

El film está bien rodado y la naturalidad de su reparto permite que el espectador se sienta apelado ante la crisis que viven los protagonistas. Ellos no solo luchan contra el problema de polución de la zona, sino que también persiguen –en parte– un mundo en el que la voz de la mujer no sea acallada.

Aunque algunas situaciones de la trama resulten cuestionables, la cinta consigue que el público se conmocione con los problemas que afligen a la entrañable familia. De este modo, puede formarse su propia opinión con respecto a los temas que toca el largometraje, indiferentemente de si se adecúa o no con la que pretende transmitir el relato.

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