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Voto de Revista Contraste:
8
Drama Julie hace un esfuerzo titánico para criar a sus dos hijos en las afueras de París y conservar al mismo tiempo su empleo en un hotel de lujo en el centro. Justo cuando consigue una entrevista para el trabajo que llevaba tiempo deseando, estalla una huelga general que paraliza todo el transporte público y pone en riesgo el delicado equilibrio que Julie había construido. Comienza entonces una carrera enloquecida contra el tiempo en la que ... [+]
28 de marzo de 2022
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
De que el cine francés es especialista en la realización de películas de temática social y con un muy logrado aspecto costumbrista, no tenemos ya ninguna duda. Y, sin embargo, lo que ha conseguido plasmar Eric Gravel en A tiempo completo es no solo convincente sino también sorprendente.

Julie, interpretada sin fisuras por Laure Calamy, es una madre que cuida ella sola a sus hijos en un pueblo muy alejado de París, donde la protagonista trabaja. Todos los días emprende un largo viaje en transporte público (en varios transportes, de hecho) para poder llegar puntualmente a su empleo como jefa de camareras en un hotel de cinco estrellas de París.

En medio de la huelga de transportistas que asola París y a lomos del sólido guion que escribe y dirige Eric Gravel, su periplo diario se convierte en un vertiginoso descenso a los infiernos de aquellos que se mueven en el filo de una precariedad laboral que, en cualquier momento, puede dejarlos en la indigencia.

Laure Calamy corre; corre mucho, corre sin parar. Gestiona como puede los inconvenientes de la huelga y tampoco tiene demasiados reparos en abusar de las pocas personas que pueden ayudarle o de engañar a sus jefes en un desesperado intento por seguir a flote y que su hijo Nolan pueda celebrar su cumpleaños como se merece. Todo lo que hace es tremendamente normal y tremendamente estresante.

Como decíamos al principio, Gravel consigue sorprendernos al sumergirnos sin piedad en el tsunami que supone la cotidianidad de la vida de Julie. Su cámara la sigue, muy de cerca, en planos cortos abiertos o cerrados según vea conveniente el realizador. De esta manera, visionar A tiempo completo se convierte en una experiencia extenuante para el cuerpo y para el alma.

No hay descanso en el film, como no lo hay en la vida de Julie. Tampoco hay demonización de los huelguistas ni de los trabajadores, ni de los vecinos, ni de los jefes y, es muy de agradecer, tampoco diviniza a la protagonista, quien, en ocasiones, consigue enfadar al espectador. Hay vida; vida normal, de la que vivimos la mayoría de nosotros, con sus montañas y sus depresiones, tal como se expresa en una simple pero acertada metáfora visual en el último plano de la película.

Y todo esto es lo que ha conseguido transmitirnos Eric Gravel con un magnífico, sólido, contenido, asfixiante y esperanzador trabajo cinematográfico.

www.contraste.info
Revista Contraste
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