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Voto de Revista Contraste:
6
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6.2
1,033
Drama
Tras la Segunda Guerra Mundial, Harry Haft es un boxeador que luchó contra sus compañeros en los campos de concentración para sobrevivir. Atormentado por los recuerdos y la culpa, intenta utilizar las peleas de alto nivel contra leyendas del boxeo como Rocky Marciano para volver a encontrar a su primer amor. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2023
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barry Levinson adapta las memorias que Alan Scott Haft escribió sobre su padre, un superviviente de Auschwitz cuya formación en boxeo y su deseo por reencontrarse con su primer amor lo salvaron del holocausto judío.
El pasado se presenta como un peso que el protagonista sigue arrastrando, algo que lo persigue y lo ata a los horrores vividos sin posibilidad de pasar página. El uso del blanco y negro para esas escenas en su Polonia natal y en su encierro en los campos de concentración consigue una clara distinción entre tiempos y, además, posibilita huir de la romantización de la barbarie y añadir cierta solemnidad a esas escenas –algunas de una crudeza inevitable–.
De esta forma, los flashbacks permiten un acercamiento a la memoria de Harry en pos de comprenderlo mejor y dimensionar la turbación que lo sacude en el presente. Aun así, la vida del boxeador no se configura como un biopic –concienzudamente omite momentos relevantes de su supervivencia y huida–, sino que se acerca más a una especie de melodrama romántico: el relato se alterna entre el amor pasado y aquel que se comienza a gestar en el presente.
'El superviviente de Auschwitz' acaba siendo una historia de amor que demuestra el poder que este tiene sobre las personas a la hora de sanar, sacar fuerzas y seguir adelante. Es por eso que la cinta brilla cuando rehúye las escenas de boxeo, este deviene algo secundario y se prima la intimidad del protagonista y su círculo cercano.
A pesar de algunos tramos de guion unidos de forma algo forzada que desequilibran por momentos y hacen sentir como que la película se está intentando encontrar, hay dos elementos que la permiten salir victoriosa: un ritmo constante que atrapa y envuelve entre las idas y venidas, y la actuación de un espléndido Ben Foster. El actor es capaz de impersonar a Harry Haft en cada gesto y en cada mirada, trasladando el peso del trauma y de la herida abierta –que el tiempo no parece poder cerrar– en cada uno de ellos. Así, logra que, pese a no tratarse de una biografía al uso, se alcance un retrato integral de Harry: como víctima, como superviviente, como deportista, como luchador y, al final, sobre todo, como amante, marido y padre.
www.contraste.info
El pasado se presenta como un peso que el protagonista sigue arrastrando, algo que lo persigue y lo ata a los horrores vividos sin posibilidad de pasar página. El uso del blanco y negro para esas escenas en su Polonia natal y en su encierro en los campos de concentración consigue una clara distinción entre tiempos y, además, posibilita huir de la romantización de la barbarie y añadir cierta solemnidad a esas escenas –algunas de una crudeza inevitable–.
De esta forma, los flashbacks permiten un acercamiento a la memoria de Harry en pos de comprenderlo mejor y dimensionar la turbación que lo sacude en el presente. Aun así, la vida del boxeador no se configura como un biopic –concienzudamente omite momentos relevantes de su supervivencia y huida–, sino que se acerca más a una especie de melodrama romántico: el relato se alterna entre el amor pasado y aquel que se comienza a gestar en el presente.
'El superviviente de Auschwitz' acaba siendo una historia de amor que demuestra el poder que este tiene sobre las personas a la hora de sanar, sacar fuerzas y seguir adelante. Es por eso que la cinta brilla cuando rehúye las escenas de boxeo, este deviene algo secundario y se prima la intimidad del protagonista y su círculo cercano.
A pesar de algunos tramos de guion unidos de forma algo forzada que desequilibran por momentos y hacen sentir como que la película se está intentando encontrar, hay dos elementos que la permiten salir victoriosa: un ritmo constante que atrapa y envuelve entre las idas y venidas, y la actuación de un espléndido Ben Foster. El actor es capaz de impersonar a Harry Haft en cada gesto y en cada mirada, trasladando el peso del trauma y de la herida abierta –que el tiempo no parece poder cerrar– en cada uno de ellos. Así, logra que, pese a no tratarse de una biografía al uso, se alcance un retrato integral de Harry: como víctima, como superviviente, como deportista, como luchador y, al final, sobre todo, como amante, marido y padre.
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