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Voto de Fej Delvahe:
7
6.4
28,183
Ciencia ficción. Drama. Romance. Thriller
Conjunto de varias historias que se desarrollan en el pasado, el presente y el futuro. Cada una de ellas está contenida en la anterior, y todas están enlazadas entre sí por pequeños detalles. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2013
31 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi parecer, los hermanos Wachowsky pusieron el máximo cacumen (substancia, enjundia, esencia, trascendencia) en el proyecto "Matrix"; hasta tal punto, que dejaron allí toda la genialidad que tenían; entonces, habiéndolo dado ya todo, al dirigir esta nueva película, "El atlas de las nubes", ahora sólo les quedaba ofrecer un inmenso rollo (un rollazo vano, insubstancial, embrollador e intrascendente).
Advertidos quedan los que aún no hayan visto este filme: se trata de un rollo con poquísimo meollo, muchas cáscaras y pocas nueces, un excesivo derroche de más de 100 millones de dólares cuyo resultado es una película donde se nos quiere hacer tragar lo ontológico, lo espiritual, lo inteligente o la calidad a través de un loco montaje que hace abstruso el seguimiento de la narración; confundiendo así sus directores, lo filosófico, la verdad o el ingenio con la maraña, el enredo y el “lío del monte pío”.
El argumento fílmico comienza en el año 2346 y en un santiamén pasa al año 1846; para en otro abrir y cerrar de ojos colocarse en el año 1931; y en otro tris, sin dejarnos coger aliento, saltar al 2144; y así, sin respiro al año 1849; de ipso facto pasamos a 1936; de pronto al año 1973; y repentinamente, turbados por tanto síncope de imágenes, fechas, nombres, vidas, escenas temporales, nos meten en el 2012, luego el 2144, etc.; todo ello sin apenas darle tiempo a los espectadores a leer o situarse con un mínimo de sosiego racional en cada momento del tiempo ni sobre las intricadas historias sin pies ni cabeza, troceadas y mezcladas como si de un cóctel explosivo se tratase, que nos van sirviendo a toda velocidad y a marcha martillo.
En definitiva, imposible mantener el equilibrio compresivo argumental desde el inicio al "the end": ¡menudo marasmo de fechas, imágenes, historias, personajes, nombres, apellidos y situaciones endiabladas a más no poder!, con un atlas o nervio de fondo que es la vieja creencia humana en la reencarnación y en el karma, según la cual todo acto tiene siempre su consecuencia (si es acto bueno, consecuencia buena; si es acto malo, consecuencia mala). Y como adorno, de cuando en cuando, entre la indigesta "macarronada" que nos están haciendo tragar, alguna maximita afín a la temática para darle contenido espiritualista; véase: "nuestra vida no es nuestra", "de la cuna a la tumba todos estamos conectados", "con cada ofensa y con cada acto piadoso creamos nuestro futuro", etc.
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Advertidos quedan los que aún no hayan visto este filme: se trata de un rollo con poquísimo meollo, muchas cáscaras y pocas nueces, un excesivo derroche de más de 100 millones de dólares cuyo resultado es una película donde se nos quiere hacer tragar lo ontológico, lo espiritual, lo inteligente o la calidad a través de un loco montaje que hace abstruso el seguimiento de la narración; confundiendo así sus directores, lo filosófico, la verdad o el ingenio con la maraña, el enredo y el “lío del monte pío”.
El argumento fílmico comienza en el año 2346 y en un santiamén pasa al año 1846; para en otro abrir y cerrar de ojos colocarse en el año 1931; y en otro tris, sin dejarnos coger aliento, saltar al 2144; y así, sin respiro al año 1849; de ipso facto pasamos a 1936; de pronto al año 1973; y repentinamente, turbados por tanto síncope de imágenes, fechas, nombres, vidas, escenas temporales, nos meten en el 2012, luego el 2144, etc.; todo ello sin apenas darle tiempo a los espectadores a leer o situarse con un mínimo de sosiego racional en cada momento del tiempo ni sobre las intricadas historias sin pies ni cabeza, troceadas y mezcladas como si de un cóctel explosivo se tratase, que nos van sirviendo a toda velocidad y a marcha martillo.
En definitiva, imposible mantener el equilibrio compresivo argumental desde el inicio al "the end": ¡menudo marasmo de fechas, imágenes, historias, personajes, nombres, apellidos y situaciones endiabladas a más no poder!, con un atlas o nervio de fondo que es la vieja creencia humana en la reencarnación y en el karma, según la cual todo acto tiene siempre su consecuencia (si es acto bueno, consecuencia buena; si es acto malo, consecuencia mala). Y como adorno, de cuando en cuando, entre la indigesta "macarronada" que nos están haciendo tragar, alguna maximita afín a la temática para darle contenido espiritualista; véase: "nuestra vida no es nuestra", "de la cuna a la tumba todos estamos conectados", "con cada ofensa y con cada acto piadoso creamos nuestro futuro", etc.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Digamos que el caos tan esperpéntico que Tom Tykweren y los hermanos Wachowsky han empleado en su manera de presentar esta obra, se aglutina y resume en la siguiente reflexión del gurú Bhagwan Shree Rajneesh (más conocido por Osho): «La vida es un proceso atemporal, más allá del tiempo y la muerte forma parte de él. La muerte es un continuo renacimiento: una ayuda a la vida para resucitar una y otra vez, una ayuda a la vida para deshacerse de las viejas formas, de los edificios en ruinas, de las estructuras restrictivas, para que puedas volver a fluir, para que puedas volver renovado y joven, para que puedas volver a ser virgen». (OSHO, Miedo. Entender y aceptar la inseguridad de la vida).
Fej Delvahe
Fej Delvahe