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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Voto de Fej Delvahe:
9
Drama Noriko vive con su padre viudo y cuida de él, pero ya va siendo muy mayor para permanecer soltera. Su padre desearía casarla, aunque ello represente su definitiva soledad. Lo malo es que el candidato a matrimonio se casa con la mejor amiga de Noriko. Su tía Masa le presenta a un joven a su pesar. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2010
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yasujiro Ozu, como es habitual en él, nos presenta una película donde el tema central es el miramiento de los mayores por casar a una joven que va camino de la treintena. Ella no se quiere casar por no dejar a su padre solo, y el padre quiere que su hija se case y siga su evolución sin resultar una carga, una rémora en el transcurrir existencial de su descendiente.

Parece ser que en los años treinta-cuarenta del pasado siglo XX casar prontamente, lo antes posible, a una hija que alcanzaba la mayoría de edad, era una obsesión de las familias japonesas con hijas. Ozu incide en esto una y otra vez en sus películas.

Es triste, pero es la ley de la vida, que los padres acaben quedándose solos, dado que los hijos una vez criados deben abandonar el nido paterno-materno y fundar sus propias familias.
Es un aspecto lógico de la vida.

Por más que Noriko, la querida hija del profesor de universidad protagonista de esta película, le ruega a su padre que no intente separarla de él incitándola a casarse, el progenitor insiste por el bien de ella y por su felicidad. Ante el razonamiento del padre que quiere que ella se comprometa matrimonialmente para que así sea más feliz, la hija argumenta con una máxima contundente que quedará en la historia del séptimo arte como una sentencia de oro: «Me niego a creer que el matrimonio pueda hacerme más feliz de lo que soy.»

”El sabor del sake” (Japón 1962), la última película rodada por Ozu, era más o menos parecida a esta “Primavera tardía” —también se le parece en el tema, aunque un pelín menos, el otro filme de Ozu, “Otoño tardío”, Japón 1960—, pero ambos filmes tienen su encanto, su enorme sensibilidad y su gran elaboración merecedora de discernimiento. “Primavera tardía” en blanco y negro y “El sabor del sake” en color, son dos películas muy similares del director Ozu, dos magníficas variantes de un mismo tema.

Además de todo esto, son mencionables los detalles tan llamativos de atención que Ozu expone en sus filmes: siempre la sana y aseada costumbre de quitarse los zapatos en el pórtico de la entrada a las viviendas, siempre la costumbre tranquila de tomar sake, siempre las doblamientos de troncos corporales en señal de respeto ante quien se tenga delante y luego también algunos detalles muy significativos de la posguerra japonesa y el dominio del EE.UU. vencedor en la vida cultural del Japón como por ejemplo un cartel de ruta en la carretera que indica “Beba Coca Cola”.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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