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Voto de Fej Delvahe:
9

Voto de Fej Delvahe:
9
7.2
3,184
Drama
Mija es una anciana que vive con su nieto en una pequeña ciudad coreana. Es una mujer excéntrica y llena de curiosidad, que disfruta cuidando su aspecto y exhibe sombreros con motivos florales y vestidos con vivos colores. El azar la lleva a asistir a cursos de poesía en la casa de la cultura de su barrio y a escribir su primer poema. Busca la belleza dentro de su ambiente habitual, al que no había prestado ninguna atención hasta ese ... [+]
26 de febrero de 2011
26 de febrero de 2011
40 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bella película, delicada, poética con aristas (porque además de tratar sobre la poesía y sobre una anciana que aspira a ser poetisa, se da paralelamente una situación dramática o repugnante suceso, el cual es todo lo contrario de la poesía; es decir, a la par que la buena mujer se empeña en asir la poesía, ocurren unos hechos a su vera y unas consecuencias que por lo horrible, la antisensibilidad que conllevan y como ella los trata de solucionar, representan la antipoesía).
¿Qué es poesía?, pregunta la protagonista, una anciana que empieza a tener síntomas de Alzeimer, que trabaja algunos días de la semana aseando o un viejo impedido, y que además cuida y ampara en su casa a un nieto que es un muchacho malcriado y algo muchísimo peor que eso (sin que ella se sienta con fuerzas para castigarlo y educarlo de cara a que sea un hombre de bien, salvo dirigirle de vez en cuando alguna pequeña riña y nada más).
¿Qué es poesía? Bueno, si la protagonista hubiese leído al sevillano Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), sabría que éste había contestado ya su pregunta, y no de cualquier forma sino de esta inspirada y hermosa manera:
«"¿Qué es poesía?”, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
“¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.”»
Sin embargo, el trasfondo de esta película es más retorcido, social y psicológico. Parece como si el yin-yang de la bandera de Corea de Sur hiciese aquí también de tesis en la historia que Lee Chang-dong nos filma; porque resulta que por una parte nos presenta a una anciana que quiere, que anhela, que busca ser poetisa, aprehender la poesía, y que en cierta forma su vivir es pausada y estéticamente poético; pero que a la par se comporta de manera antipoética tratando de proteger a su nieto, un abusador que ha cometido un gravísimo delito, y no sólo eso sino que encima lo malcría comprándole comida basura, teléfono móvil, ordenador personal y dejándolo que sea el tiranillo de su hogar, además de consentirle que viva a la vera de ella como un vago e irresponsable que encima le responde de malas maneras.
En definitiva, la señora que busca la poesía para integrarla en su alma, al mismo tiempo se comporta antipoéticamente con el ser que tiene a su cargo, del que ella en gran medida debe ser orientadora y educadora; pues en lugar de obligarle mientras esté bajo su techo a ser un muchacho social, educado y responsable, lo deja a su aire, lo deja correr, lo deja que sea lo que quiera (o sea, un necio redomado por otros mentecatos como él) y encima trata de protegerlo de su delictivo proceder sumándose a otros padres que igualmente disculpan a sus malcriados hijos y quieren evitarles que carguen con las consecuencias de sus actos.
Y esto es lo cautivador del filme, que sabe hermanar el clima poético reinante con su realidad contraria (o sea el yin-yag en el mismo círculo).
¿Qué es poesía?, pregunta la protagonista, una anciana que empieza a tener síntomas de Alzeimer, que trabaja algunos días de la semana aseando o un viejo impedido, y que además cuida y ampara en su casa a un nieto que es un muchacho malcriado y algo muchísimo peor que eso (sin que ella se sienta con fuerzas para castigarlo y educarlo de cara a que sea un hombre de bien, salvo dirigirle de vez en cuando alguna pequeña riña y nada más).
¿Qué es poesía? Bueno, si la protagonista hubiese leído al sevillano Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), sabría que éste había contestado ya su pregunta, y no de cualquier forma sino de esta inspirada y hermosa manera:
«"¿Qué es poesía?”, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
“¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.”»
Sin embargo, el trasfondo de esta película es más retorcido, social y psicológico. Parece como si el yin-yang de la bandera de Corea de Sur hiciese aquí también de tesis en la historia que Lee Chang-dong nos filma; porque resulta que por una parte nos presenta a una anciana que quiere, que anhela, que busca ser poetisa, aprehender la poesía, y que en cierta forma su vivir es pausada y estéticamente poético; pero que a la par se comporta de manera antipoética tratando de proteger a su nieto, un abusador que ha cometido un gravísimo delito, y no sólo eso sino que encima lo malcría comprándole comida basura, teléfono móvil, ordenador personal y dejándolo que sea el tiranillo de su hogar, además de consentirle que viva a la vera de ella como un vago e irresponsable que encima le responde de malas maneras.
En definitiva, la señora que busca la poesía para integrarla en su alma, al mismo tiempo se comporta antipoéticamente con el ser que tiene a su cargo, del que ella en gran medida debe ser orientadora y educadora; pues en lugar de obligarle mientras esté bajo su techo a ser un muchacho social, educado y responsable, lo deja a su aire, lo deja correr, lo deja que sea lo que quiera (o sea, un necio redomado por otros mentecatos como él) y encima trata de protegerlo de su delictivo proceder sumándose a otros padres que igualmente disculpan a sus malcriados hijos y quieren evitarles que carguen con las consecuencias de sus actos.
Y esto es lo cautivador del filme, que sabe hermanar el clima poético reinante con su realidad contraria (o sea el yin-yag en el mismo círculo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En resumen, el tema de la película enfoca lo que sin duda es nuestra paradoja existencial: lo contradictorios, incoherentes y ambiguos que somos los seres humanos; incluido el más amante de la poesía, que a la hora de la verdad en vez de decantarse por lo ordinariamente poético, noble y sensible (algo que va mucho más allá que sentirse atraído por las flores o por el canto de los pajaritos), emprendiendo acciones que le coloquen del lado de la víctima y de la justicia, va y se pone a proteger al antipoeta, a favorecer al abusador y por lo mismo a escoltar la injusticia o antilírica; mancillando así la trascendencia o iluminación con la que tanto desea identificarse.
Fej Delvahe
Fej Delvahe