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Voto de Jobo:
8
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8
6.9
6,396
Drama
Año 1973. Uruguay está bajo el poder de la dictadura militar. Una noche de otoño, nueve presos Tupamaros son sacados de sus celdas en una operación militar secreta. La orden es precisa: "como no pudimos matarles, vamos a volverles locos". Durante más de una década, los presos permanecerán aislados en diminutas celdas en dónde pasarán la mayoría del tiempo encapuchados, atados, en silencio, aislados, privados de sus necesidades básicas, ... [+]
20 de noviembre de 2018
20 de noviembre de 2018
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La presencia de Antonio de la Torre y Álvaro Brechner a pie de escenario tras el pase de la película fue el broche de oro para la mayoría de los espectadores que asistieron al preestreno de La noche de 12 años en Barcelona. El español, simpático y risueño; el uruguayo, locuaz y con ganas de explicarse. Y se explicaron. Y el público preguntó. Y se habló más de Historia que de cinematografía. Pero tampoco es tan sorprendente. Lo acaecido, ya de por sí, es todo un filón historiográfico y anecdótico y escabroso y, no nos olvidemos, auténticamente actual: dos de los personajes siguen vivos. Uno de ellos en primera línea mediática.
La película es una apuesta tan arriesgada como loable. No será del gusto de la mayoría pasarse dos horas entre rejas y delirios; entre torturas y sufrimientos; entre iniquidades y agravios. Es importante, para no llevarse sorpresas, que el público sepa qué va a ver cuando entre en una sala donde se proyecte esta película.
Es de agradecer que el director, consciente de ello, vaya introduciendo notas de color entre tanto desasosiego. Aunque en ocasiones solo se trate de puros delirios de los detenidos. Brechner ya nos contó que su sufrimiento fue tal que no solo coquetearon con la locura, sino que llegaron a vivir, a mezclar con la misma realidad, sus delirios.
Es una película necesaria. Probablemente también será polémica entre ciertos sectores. Hay estamentos que no salen muy bien parados. El director juega con ello, con algunos contrastes culturales, induciendo a un humor solapado. También es de agradecer.
La película es una apuesta tan arriesgada como loable. No será del gusto de la mayoría pasarse dos horas entre rejas y delirios; entre torturas y sufrimientos; entre iniquidades y agravios. Es importante, para no llevarse sorpresas, que el público sepa qué va a ver cuando entre en una sala donde se proyecte esta película.
Es de agradecer que el director, consciente de ello, vaya introduciendo notas de color entre tanto desasosiego. Aunque en ocasiones solo se trate de puros delirios de los detenidos. Brechner ya nos contó que su sufrimiento fue tal que no solo coquetearon con la locura, sino que llegaron a vivir, a mezclar con la misma realidad, sus delirios.
Es una película necesaria. Probablemente también será polémica entre ciertos sectores. Hay estamentos que no salen muy bien parados. El director juega con ello, con algunos contrastes culturales, induciendo a un humor solapado. También es de agradecer.