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España España · Tenerife
Voto de nuts:
10
Documental En 2015, al cantante Pau Donés, de 'Jarabe de Palo', le diagnostican un cáncer con el que convivió durante 5 años. Veinte días antes de morir llamó a su amigo Jordi Évole desde el hospital, y le dijo: "Me quedan muy poquitos días de vida y quiero pasarlos en mi casa del Valle de Arán. Me gustaría que subieses, pudiésemos tener una charla, que la grabes y hagas con ella lo que quieras". 'Eso que tú me das' es el resultado de esa charla. (FILMAFFINITY) [+]
24 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi voto fue un 10. Y he estado preguntándome por qué. Podría parecer que se trata de una cuestión puramente emocional, pero lo cierto es que es una valoración razonada también, no sé si justa, no sé si correcta, pero razonada. Seguramente no se trate de mi documental favorito. Ni siquiera creo que catalogarlo como documental responda a una exactitud incontestable: está a medio camino entre el género documental y el de la entrevista, que en gran medida es lo que es. Y diría que entre mis entrevistas favoritas tampoco figura. Quizá sí sea la más especial que he visto. No lo sé. No importa. Según la escala de valoraciones de este sitio, un 9 habría sido una nota muy digna. Un 8, también. Un 7, por qué no. Notas buenas todas, aplicando filtros y exigencias. ¿Por qué un 10, entonces?

Nunca fui seguidor de Jarabe de Palo. Es posible, incluso, que en ocasiones haya mostrado desinterés y hastío hacia una parte de su obra musical. No obstante, hay una época que resuena en un territorio agradable de mi memoria. “Depende” y “Agua” en particular, y también “La flaca”, son canciones que me trasladan con eficacia a mis años en el instituto, en la segunda mitad de los 90. Me recuerdan las caras y las voces de personas jóvenes con las que cruzaba la puerta abierta de la adolescencia. Me recuerdan conversaciones, olores de laboratorio de química, sonidos de mañanas de sábado viendo “Del 40 al 1”. Si me concentro lo suficiente, me traen a la memoria historias de mí mismo que no sabía que guardaba. El viaje en el tiempo es uno de los hermosos poderes de la música.

Esto supone un contexto complementario, pero no me enfrento al documental desde la nostalgia, sino que lo hago, sobre todo, desde el interés sincero en los temas que trata: la vida, la enfermedad, la muerte. Lo hago con tensión en el cuerpo, a sabiendas de que toparse con una persona desmejorada no es un trago fácil. Pero esto ha de ser lo de menos. Como Pau, tengo mucho interés en la vida. Y en la salud. Se me ocurre que en una época de la historia en la que el conocimiento sobre salud aumenta al mismo tiempo que empeoran muchos marcadores, tener acceso a una parte de la intimidad cotidiana de una persona enferma, que literalmente vive sus últimos días, me parece un regalo de valor incalculable, un regalo que procede de un gesto tan artístico como social y humano.

Pau Donés murió siendo artista —puede que sin pretenderlo—, porque murió expresándose, mostrándose vital, sabio e inspirador. Dijo adiós con elegancia, sin recurrir a la metáfora, siendo coherente consigo mismo y, por encima de todas las cosas, deseando que pudiéramos verle como lo que afirmaba ser: una persona corriente, una más.

Baso mi razonamiento, por tanto, en la belleza de lo anómalo, de lo infrecuente de la exposición pública en su estado, en lo que implica la voluntad de animarse a construir cuando ya no quedan fuerzas, abierto a mostrarnos su verdad más noble. Que podamos tener acceso a un documento como este, tan absolutamente inusual, tan distinto, tan único, es para dar las gracias sin más. Está muy cerca de lo irrepetible, así que merece ser visto al menos una vez en la vida.

No sé si publicaré otras reseñas, esta es la primera. Pero si vuelvo a sentir el deseo de expresarme, tal vez lo haga, sí, del mismo modo que seguiré haciendo todo aquello que me hace feliz y amo. Porque ahora que estoy vivo puedo.
nuts
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