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Voto de Toribio Tarifa:
3
Drama. Romance Para Carolina Matilde (Alicia Vikander), casada siendo una adolescente con el rey de Dinamarca Christian VII, es un horror vivir con un marido ciclotímico y estrafalario que propone medidas como nombrar a su perro miembro honorario del Consejo de Estado, o que circulen en Copenhague por la noche carruajes vacíos para recoger a los borrachos. Así las cosas, Carolina se rinde a los encantos del médico personal del rey, un intelectual ... [+]
9 de marzo de 2013
17 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, y tómese esto como síntoma de lo que seguirá, una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta película ha sido la falta de higiene capilar de su protagonista, el actor Mads Mikkelsen. Creo que la última vez que se lavó la cabeza sería probablemente durante el rodaje de su anterior película Move on o a lo peor la cosa incluso podría remontarse hasta su papel de Rochefort en una versión de “Los tres mosqueteros” que rodó el año 2011. Ya sé que interpreta a un simple médico, es decir, a un plebeyo, y que éstos no solían seguir los dictados de la moda cortesana, pero me resulta chocante que tengamos que pensar en que esta suciedad del pelo se haya buscado intencionadamente como elemento distintivo entre clases sociales.
En segundo lugar, yo castigaría severamente con el desempeño de un duro trabajo social a aquellos directores que sin una justificación muy evidente sobrepasaran los clásicos 90 minutos en el metraje de sus películas. “Un asunto real” alcanza los 137. Y, desde mi punto de vista, nada en la película autoriza semejante desmesura.
“Un asunto real” trata de mostrarnos los avatares del tránsito de la Dinamarca feudal a la Dinamarca Ilustrada. La revolución del 89 está próxima y Europa hierve en ideas prohibidas. El tema no es baladí. La lástima es que todo se queda en pura ilustración, y acéptese buenamente el juego de palabras. Sobre una novela de Bodil Steensen-Leth se ha creado un guión que lamentablemente carece de alma. Lleva a pensar en aquellas ediciones de novelas juveniles que alternaban las páginas de texto con las de viñetas como forma de aliviar el esfuerzo del lector. Además, Dinamarca es un hermoso país, de verdes extensiones y enormes árboles, y verdaderamente las imágenes de la película son espléndidas, pero sobre el interesantísimo asunto de que quiere tratar la película - el tránsito entre dos épocas – nos hemos de quedar simplemente con la estricta enumeración de las novedades legislativas que los seguidores de la Ilustración pretenden imponer. Se aprende mucho más sobre esta cuestión de una película como “Ridicule” (1996, Patrice Leconte), con muchas menos pretensiones, que de este asunto real que acaba aburriendo y haciendo que el espectador ansíe la aparición en pantalla de la palabra “Fin”.
Toribio Tarifa
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