Adolece de una ejecución briosa, dando como resultado una película escasamente imaginativa, bastante pueril. Está bien interpretada, aunque la labor de Nimród Antal, su director, considero que ha sido uno de sus lastres.

Rutinaria, carente de un ritmo adecuado y con un guion sobrecargado, desprovisto de sutilezas. Se hace larga pese a su duración, pues no alcanza la hora y media.

La puntuaré con un 4; bajo mi criterio soy generoso en el voto.