Lo más interesante es la niña, Bailee Madison, haciendo creíble un personaje escurridizo donde a través de su imagen logramos conectar con las propuestas que Troy Nixey su director nos plantea, con la ayuda de un guion reconstruido por Guillermo del Toro.

La trama resulta muy rudimentaria ofreciendo la imagen de unas pequeñas criaturas perversas, cuya mayor fuerza la obtienen de sus parloteos atemorizantes. El terror es muy básico, aunque en conjunto, la atmosfera, la propia casa y la ambientación, colaboran al entretenimiento, dejando algunas secuencias aceptables.