Como siempre no deja de asombrar esta carismático director griego en todas su películas. Yorgos Lanthimos en esta ocasión abandona un poco el cine surrealista al que nos tiene acostumbrados con títulos como "Canino","Alps",  "Langosta" o "El sacrificio de un ciervo sagrado" para contarnos una historia más compleja y profunda.

Visualmente exquisita (recuerda mucho a Barry Lyndon) el guionista australiano Tony McNamara trabajó con Lanthimos para adaptar el guión original de Deborah Davis, en esta historia cínica sobre el poder, la ambición y la humillación en una Inglaterra de principios del siglo XVIII. La reina Ana Estuardo con salud frágil y un poco perdida, necesita la aprobación de su amiga y confidente más cercana Lady Sarah en todas las decisiones, ya que se encuentra el país en guerra con Francia. Pero todo se trastoca con la llegada a la corte de su prima Abigail (Emma Stone), que necesita un empleo como sirvienta...

Las tres actrices están absolutamente fantásticas Olivia Colman interpreta a una reina decadente y enferma, Sarah su fiel compañera es Rachel Weisz quien tendrá que enfrentarse a la ambiciosa Abigail recién llegada a Palacio, gran papel para Emma Stone.

Una cuidadisima ambientación, fotografía, vestuario para una historia real que se divide en ocho capítulos, que consigue engancharte mucho hasta el final, aunque el director opte por un desenlace más ambiguo y menos convencional.

Está rodada en Hatfield House, una finca jacobea en Hertfordshire y la fotografía en 35 milímetros corre a cargo de Robbie Ryan (Yo Daniel Blake, Slow West) quien hace unos recorridos por el palacio preciosos con un continuo cambio de lentes, utilizando mucho el gran angular lo que distorsiona la imagen creando una perspectiva diferente.
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