Antes de ver la película no conocía mucho sobre la vida de Lenny Bruce, a primeras impresiones me hizo recordar mucho al queridísimo Bill Hicks.
El film está muy bien, el blanco y negro le sienta justo, la actuación de Hoffman es excelente realmente, y los ambientes y atmósferas de los clubes nocturnos jazzeros son maravillosos.

Luego de terminar de verla, la vida de Bruce se me presentó como un claro ejemplo más de esa falsa libertad que durante tantos años promocionó (y continúa) la hipócrita sociedad estadounidense. Los 50' y los 60' sin duda han sido de los años más complicados y duros en materia de libertades, llenos hasta el tope de hipocresía y maldad, de conservadurismo extremo, racismo, locura y un montón de horrendas cosas a través de las cuales se apuntaló la sociedad occidental en esos años. Y la vida de Lenny es un ejemplo más de como esa malévola maquinaria maquillada de falsa libertad te puede chupar y moler en mil pedazitos si sales a la calle a gritarle sus verdades en la cara.

A Lenny Bruce lo asesinó esa sociedad, esa bola de blancos hipócritas que tanto tantísimo mal le han causado a este mundo. Esos juicios en su contra son totalmente comparables con los juicios inquisidores contra las mujeres acusadas de brujería en la edad media, y lamentablemente hoy día, puto siglo XXI, muchas personas siguen viviendo con esa mentalidad, es muy triste reparar en ello.

Larga vida a Lenny Bruce!