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Voto de Raven:
7
7.3
14,784
Drama
Drama familiar. Cuando Zach entra en la adolescencia y descubre que es diferente a los demás, reprimirá sus tendencias más profundas para no perder el amor de su padre. Entre 1960 y 1980, vive rodeado de sus hermanos, de Pink Floyd y los Rolling Stones, los porros fumados a escondidas, las grandes y pequeñas discusiones. Pero, sobre todo, lo que Zac busca es poder mantener la relación con su padre. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pudiera resultar vacuo, incluso pueril, un comienzo tan marcado por los estereotipos como el de C.R.A.Z.Y. a la hora de retratar la homosexualidad: un chico nacido en los años 60 en el núcleo de una familia conservadora y ultrarreligiosa se siente el patito feo, la oveja negra de cinco hermanos a cual más viril (el jugador de hockey, el motero lleno de tatuajes), condición ésta de “diferente” que se refleja hasta en su físico (el mechón de pelo rubio). No obstante, se abre un discurso que conjuga con sabiduría el farragoso proceso de crecimiento de este púber hasta su adultez con las consecuentes crisis de identidad y el descubrimiento de la sexualidad, además de una problemática familiar que convierte al mayor de sus hermanos en un drogadicto sin remedio atado a la figura patriarcal y autoritaria del padre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Quizás el mayor punto de interés de esta película estribe en la forma de mostrar cómo moldea una persona sus sentimientos a lo largo de las diferentes etapas de su vida, máxime cuando se es coetáneo de una sociedad que no acepta la homosexualidad como una opción legítima, sino que la trata cual enfermedad mental curable a través de psicólogos. Cabe resaltar el fiel retrato que se hace de un padre con el que podemos identificar, aún hoy, a muchas personas de nuestro entorno, haciendo gala de esa moral rancia y estricta tan peculiar como contradictoria, ya que al final de la historia éste parece comprender que el peligro no va asociado a la actitud de Zac sino a la de Raymond.
La excesiva carga simbólica del filme -hay pocos planos sin crucifijos de por medio- que subrayan de manera obstinada el carácter especial de Zac (nació un 25 de diciembre pero es ateo, es asmático pero tiene un “don” para curar quemaduras y hemorragias) no desmerecen la rica imaginería visual de la que hace gala Jean-Marc Vallée, así como su habilidad en el montaje. Lástima de última media hora, falta de ritmo y sobrada de metraje –el periplo por Jerusalén es meridianamente prescindible- que sin embargo no ensombrece un serio trabajo de honestidad y buen hacer, acompañado de un soberbio repertorio musical que se mantiene a la altura de las circunstancias.
La excesiva carga simbólica del filme -hay pocos planos sin crucifijos de por medio- que subrayan de manera obstinada el carácter especial de Zac (nació un 25 de diciembre pero es ateo, es asmático pero tiene un “don” para curar quemaduras y hemorragias) no desmerecen la rica imaginería visual de la que hace gala Jean-Marc Vallée, así como su habilidad en el montaje. Lástima de última media hora, falta de ritmo y sobrada de metraje –el periplo por Jerusalén es meridianamente prescindible- que sin embargo no ensombrece un serio trabajo de honestidad y buen hacer, acompañado de un soberbio repertorio musical que se mantiene a la altura de las circunstancias.