Dirigida de nuevo por Peyton Reed; supera ampliamente a su predecesora. Se nota un cambio a mejor en apartados técnicos y sobre todo, visuales, mucho más logrados y espectaculares que “Ant Man”. Parece que el éxito de ésta ha reforzado la confianza de Marvel en poder iniciar una saga.

Si bien es cierto que tiene muchos aciertos, hay que reprocharle que, al igual que en la primera entrega, falle en los antagonistas, no sabiendo sacarle mayor partido.

Me refiero a Fantasma, una mala, que eso sí, es perfectamente entendible en sus acciones y su inquina hacia los científicos, pues quiere recuperar la esencia de su propio ser. Tampoco es de lo mejor el traficante de tecnología, un Walton Goggins desaprovechado.

Siguiendo con lo que menos me gusta, pondría la trama del mundo cuántico (sí, ya sé que es fundamental), ya que en ciertos momentos se me hace algo farragoso, aunque imprescindible para explicar las transformaciones e incluso dentro del universo Marvel. Aquí entra en acción una siempre elegante Michelle Pfeifer, con situaciones que parecen recordar a “El chip prodigioso” o “El increíble hombre menguante”. Además se sigue apostando por Michael Douglas, quien vuelve a tener un rol destacado, incluso aumentado en esta continuación. Por cierto, dicen que Douglas insistió muchísimo en que contrataran a su esposa, Catherine Zeta Jones, para el papel que interpreta Michelle Pfeifer.

A pesar de todo, la película funciona y entretiene, pues apuesta por seguir el camino de “Ant Man”, con un Paul Rudd totalmente asentado en el papel de tipo normal que se convierte en superhéroe y apuesta nuevamente por el humor, con un Michael Peña otra vez roba-escenas, demostrando que es uno de los mejores secundarios del momento.

Las escenas de acción cuajan con el añadido de la llegada de Avispa, una enchufadísima Evangelina Lilly que no necesita presentación a estas alturas. La sucesión de persecuciones con los acertadísimos y humorísticos cambios de tamaño son su principal baza para lograr una divertida comedia, por ejemplo un memorable Rudd utilizando una camioneta como patinete, o convertido en gigante emergiendo en medio de la bahía de San Francisco cual monstruo del Lago Ness o los simpáticos coches que se reducen, por citar algunos momentos.
Lo mejor es, sin duda, su enfoque desenfadado, su accesibilidad para todos los públicos, sin un argumento demasiado complejo y su humor. Una película con buen rollo.

En definitiva, si bien es cierto que le falta algo para terminar de ser redonda (ay, los villanos), encaja a las mil maravillas en el universo Marvel y a buen seguro que, dado su éxito, continuará. La incorporación de Avispa, todo un acierto.