Primera película de Fritz Lang en Hollywood. Es la única en su etapa norteamericana, junto a “Los verdugos también mueren”, en la que aparece acreditado como guionista. Primera colaboración con Silvia Sydney, que repetiría en sus dos siguientes películas, “Sólo se vive una vez” y “You and me”. Producida nada menos que por Joseph L. Mankiewickz, futuro director de “Eva al desnudo”, entre otras muchas.
Casi después de un año en blanco en la Metro, ya con ciudadanía norteamericana, y apunto de expirar su contrato, Lang rueda esta gran obra en la que ya se aprecian muchas de sus particularidades y obsesiones.

Cuentan que la manera de rodar de Fritz Lang, a la europea (más horas sin respetar los descansos) y su perfeccionismo le hacían ser odiado en Hollywood.
Lo primero que hace Fritz Lang en “Furia” es presentarnos a una feliz pareja en vías de matrimonio pero que, por motivos profesionales, han de pasar un tiempo separados. Puede parecer una pareja atípica: Sylvia Sydney, guapa, esbelta; Spencer Tracy, no muy alto, robusto, de aspecto mayor… La interpretación de éste, está diferenciada en dos partes: una primera suave, contenida, de un hombre prometido y una segunda (me gusta más) absolutamente portentosa. En la segunda parte sabremos por qué su elección como actor protagonista: su actuación es sencillamente soberbia.
Sylvia Sidney me parece una actriz a reivindicar, está verdaderamente bien en su declaración, muy creíble, posiblemente en su mejor momento.

La película está repleta de pequeños detalles, tanto técnicos como estéticos, que muestran la personalidad de Lang e, incluso su postura ética; hay que ser decididamente lanzado o valiente para hacerlo en la primera oportunidad en Hollywood y con el contrato a punto de expirar; también cabe otra posibilidad más factible: la seguridad en uno mismo. Por ejemplo, el famoso inserto de las gallinas en la secuencia de las mujeres “chismorreando” (otra genialidad más), la alusión a los nacidos en Norteamérica y los inmigrantes (los primeros no tienen que saber la Constitución, los segundos, sí, un ataque directo al Tío Sam) o la ciudad de Chicago dominada por las mafias que extienden sus tentáculos ( visible en sus propios hermanos).

Lo que siempre me ha parecido fantástico de este film es, cómo a través de un caso particular, eso sí, degradante e injusto, Lang hace una radiografía de la sociedad norteamericana, o su visión de la misma. Las escenas de la muchedumbre exaltada son impresionantes.

Una visión desoladora, pesimista y muy crítica con la sociedad norteamericana del momento.