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Voto de maximiliano:
9
Aventuras. Acción. Drama Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares. (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero que "Espartaco" es el mejor peplum de la historia del cine; ya que hay que tener presente, que este género se caracterizó, en el caso de Hollywood, por la méra espectacularidad, cuyo punto más alto (o bajo) fue la megalomanía de "Cleopatra" (1963) y, en general, las películas de éste género, han envejecido bastante mal (sobre todo los que tenían un componente religioso). En el caso de los peplums italianos, en su mayoría (salvo excepciones como "Cabiria" (1914), "Ulíses" (1954) o "Barrabás" (1962)) eran producciones bastante más cercanas a la serie B.
Afortunadamente, Anthony Mann abandonó el proyecto de "Espartaco" y Kird Douglas debió recurrir a un joven Stanley Kubrik, menos mal, ya que sin duda en manos de Mann, el resultado habría sido tan soso como "La caída del Imperio Romano". Kubrik, a pesar de renegar posteriormente de la película, logró una obra notable, con una historia compleja que no se limitaba a una simple revuelta de esclavos; el director supo recrear perfectamente las luchas de poder entre los senadores romanos, especialmente a través del duelo de inteligencia entre el Craso (Laurence Olivier) y el personaje de de Charles Laughton, teniendo en medio a un joven Julio César (John Gavin).
En cuanto al personaje central, interpretado por Kird Douglas (actor de gran talento y carísma), éste encarnó convincentemente a un verdadero líder, que surge desde lo más bajo; en parte gracias al divertido personaje de Peter Ustinov (el aprovechador que hay en todas las épocas); siendo "el detonante simbólico" de la revuelta de gladiadores y de miles de esclavos en Italia, el personaje de la bella Jean Simmons.
El guión de la película (con sus licencias históricas), le imprimió a la trama un tono bastante izquierdista de "lucha de clases"; haciendo además una inteligente referencia al macartismo en Estados Unidos, sólo basta ver al temible senador Craso con las listas de los "traidóres a Roma", que serán castigados. Tal vez, el senador Craso sea el personaje más interensante de la película; a mi juicio es uno de los mejores villanos de la historia del cine, capaz de los actos más crueles, sin que se le mueva un pelo, ni mucho menos caer en la caricatura del tipo emperador Cómodo de "Gladiador". La elegancia de la interpretación de Olivier, más la ambiguedad sexual del personaje, le dan una sombra de misterio fascinante.
En cuanto al elemento acción, destacan los bien rodadas que estan las escenas de duelo entre los gladiadores y la gran batalla final, con el realismo justo para la época de la película y sin caer en efectismo.
En resumen, una obra redonda, que gusta tanto al espectador que busca la mera entretención, como al que busca dramaturgia de primer nivel.
maximiliano
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