Es muy fácil criticar una película así, con una animación sencilla y un tema tan serio, en una época de animaciones virtuosas e historias vacías. Recuerdo que la vi por primera vez en la tele, hace muchos años, y me dejó hueco, me dejó una opresión en el corazón. ¡Cómo puede remover tanto una historia tan sencilla!
Quienes no la entiendan solamente deberían reparar en tantos ancianos que viven solos o en residencias y a los que las nuevas tecnologías y la rapidez mediática a veces los deja muy descolocados, incluso mal informados.
Las personas mayores (y todos lo seremos algún día) están indefensos y solos en muchos aspectos, y eso es lo que retrata esta cinta, cómo unas personas se fían de la sociedad, de su gobierno, de que alguien estará haciendo algo.
Cuando no puedes valerte por ti mismo como si tuvieras 25 años la vida se ve de otra manera y la paciencia es un grado. Esta película me parece tan tremendamente real que ahora, unos 20 años despues de la primera vez que la vi, con tantos ancianos como hemos perdido en la pandemia, me resulta más dolorosa todavía.
Ojalá nunca nos veamos en algo parecido.
La película es brillante en su mensaje y en la generación de sensaciones, como pocas, por sencilla y simple que pueda parecer.