La vuelta al ruedo del irregular Ricardo Linacero.

Tras unos 40 minutos iniciales francamente insoportables, incluso arrogantes, Linacero parece coger el timón hacia lugares que suscitan mayor interés, sin embargo, no consigue evitar el naufragio ni alzar su Marichalar, y da la impresión que el duelo entre José Antonio Camacho y Mila Ximénez daba para algo mas.

En fin, otro tiro al aire de un cine que anda pidiendo un salvavidas desde hace casi una década.

Se despide desde un carrefour.

Víctor Sandoval en una reacción incompresible y magnética al mismo tiempo, tras hacerse con una sartén de cerámica, una fregona, una bandeja de filetes de pavo y pienso para perros, girando sobre sí mismo como Texas Tornado haciendo saltar mandíbulas y transformando la barba de un incómodo consumidor en un bonito mosaico de pavo adherido envuelto en humo denso y finalmente, calcando la postura de Holocausto Caníbal ante los gritos sin socorrer de 4 cajeras con nombres que podrían rimar con Montoya, aunque tampoco se puede asegurar.