"Noche de bodas" es el perfecto aperitivo para aquel que busque ese tipo de cine sui generis pero de excelsa calidad encabezado por "No Respires", "Déjame salir" o "El Regalo", (Joel Edgerton, 2011) siendo ésta última su principal influencia a la hora de desplegar todo el arsenal de diabólica mala baba.

El dúo formado por Gillett y Olpin dirige con pulso firme una historia sobre la lucha de clases, los prejuicios y el rancio abolengo. Dotando de un nutrido surtido de mensajes a cada cual más ácido y mordaz sin menospreciar el suspense, la violencia y el cine de entretenimiento con trasfondo.

Weaving consigue hacernos empatizar en su huida y muerte de lo inocente a lo salvaje y de la regresión a la redención; haciendo de su supervivencia todo sánax y éxtasis que, de forma implacable, pende el yugo del clan y sus raíces, hollando de forma tan profunda que rozan el mismo infierno. Pues nada es tan mefistofélico y pérfido como intentar encajar una cordero en una jauría de lobos dominados por su instintivo signo de cooptación y darwinismo social.

Indispensable retrato de la perversidad y vileza bien uniformada.