Esta película tiene la particularidad de involucrar al espectador en ella, debido a que se vivencia el gran contraste del cine mudo con la llegada del cine sonoro, logrando trasmitir la impotencia del personaje George Valentin frente a ese hecho. Dado de este modo se puede observar como el orgullo del hombre muchas veces lo lleva a tomar decisiones que afectan no solo a sí mismo sino a quienes más puede llegar a amar; permitiendo así ensimismarse en cada aspecto de su vida, creyendo equivocadamente que la razón la tiene, solo aquel poseedor de este orgullo que destruye con más y más fuerza sus sueños y su pasión más profunda. Valentin se convierte en el actor que lucha contra viento y marea frente a un cambio que no tiene vuelta atrás; y es claro decir, que los cambios que no tomamos como una posibilidad de vivir algo nuevo o de sacar lo mejor de nosotros, pueden, equivocadamente distorsionar la imagen que tenemos de nosotros mismos, llegando al punto de creer que los dones con los cuales fuimos creados ya no valen y tal vez se esfumaron con lo nuevo que estamos por vivir. Es así como viene siendo responsabilidad de cada uno enfrentar con la actitud correspondiente cada reto, donde cada acción esté acompañada de la motivación adecuada, solo así se comprobará que sea lo que se haga tendrá el mejor fruto cuando hacemos lo que es correcto.