Thriller arquetípico de psicópatas y asesinatos en serie, sólo para justificar a policías violentos que pretenden arreglar al mundo a su manera. El protagonista es bastante hortera, maleducado y sin el carisma de Clint Eastwood.
El desarrollo es lo que se puede esperar. Los asesinos aparecen de forma explícita desde el principio y las escenas sangrientas no esconden nada para conseguir el impacto fácil. Lo único que salva la película de sus incongruencias y falta de cohesión son las persecuciones, bastante bien rodadas. Todo lo demás, pura morralla.