Esta producción rumana que obtuvo el premio al mejor actor Bogdan Dumitrache, con todo merecimiento, en el Festival Internacional de Cine San Sebastien en el 2017, es de esas películas que, hace ya unos cuantos años, se denominaban Cine, comercialmente, de Arte y Ensayo, por ser Cine para minorías y muy cinéfilos. El film tiene un metraje excesivo y posee unos planos secuencias extraordinarios. La cámara se recrea en el primer actor, verdadero protagonista de la historia muy dramática y digna de analizarse en profundidad, ya que el tema de que trata el argumenta entra de lleno en lo psicológico. No obstante, la película es Cine auténtico, es decir, imagen sin casi diálogo, donde la fuerza de esa imagen lo dice todo o casi todo
Muy recomendable para todos los buenos cinéfilos, aunque creo que con dos horas de metraje habría tenido suficiente y causaría un poco menos de angustia y cansancio.