Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Aqui aplicaría esa máxima, y también la de que lo sencillo puede ser genial. En 80 minutos Woody Allen nos da una absoluta lección de buen cine. Plasma las relaciones de los protagonistas estupendamente, no hay excesos, no da lugar a sensiblerías ñoñas. Generalmente las películas lentas acaban por aburrirme, necesito que haya ritmo. Pues bien, esta película es lenta, no es entretenida, pero es genial, y lo es por lo que cuenta y por la manera de contarlo. Sin intención de hacer comparaciones, vean Vicky Cristina Barcelona y comprenderán lo que es una gran película de una medianamente interesante. Vicky es el único personaje algo definido en la película, el resto de ellos (sí sí, la oscarizada penélope también) son mediocres, no los conoces: podríamos llamarlos tarados, vividores, de corte hippie y sexualmente muy atractivos, pero... poco más. En Septiembre llegas a conocer a cada personaje, al menos resalta la característica por la que destaca cada uno: Elein tranquila, buenaza, la madre es orgullosa y tajante, el papel de Dianne Weist es absolutamente genial, una mujer que duda entre la moralina de su matrimonio e hijos o arriesgarse con el atractivo e inseguro escritor, el otro (no recuerdo el nombre) que ama a Elein pero no es correspondido, el actual marido de la madre (que la ama con locura a pesar de que ve sus defectos), etc. Por favor, si les gusta el buen Woody Allen, vean esta película, con tranquilidad, no esperen sobresaltos, sino otra de esas charlas de psicoterapia que tan genialmente domina este enorme director. Muy recomendable.