Centrada en dos detectives de la policía, Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Marty Hart (Woody Harrelson), dos tipos muy diferentes entre ellos con sus propios demonios internos que deben enfrentarse a un caso que los pondrá a prueba.

La serie se desarrolla a lo largo de diecisiete años, el argumento transcurre en tres épocas diferentes, en un inicio los protagonistas están siendo interrogados por separado por dos agentes, rememorando los eventos concernientes a dicho caso ocurrido tiempo atrás.

Esta idea de cómo es narrada está realizada de una forma inmejorable, lo que le da una agilidad al desarrollo ideal, en ningún momento no se pierde el ritmo, está tan bien hecha que no ocupa un boom al final de un capítulo para engancharnos, por el simple hecho de que ya estamos enganchados.

True Detective logra a lo largo de ocho capítulos forjar una historia sobresaliente, donde la intriga está siempre presente, mucho misterio ensalzándola con cuestiones religiosas, sectas, violaciones y brutalidad, el clímax en el capítulo final es genial.

Dentro de todo esto hay que destacar la ambientación de la obra, la cual es ideal, tanto en lo que se refiere a escenarios como a personajes, viéndose el paso de los años en ambos casos, además de aprovechar el contexto donde se desarrolla la trama, un área rural y el pantano, por ejemplo.

En cuanto a las actuaciones, el duelo entre McConaughey y Harrelson es imprescindible, apoyados ambos en que sus personajes se encuentran muy bien estudiados y es que en general, todos en el elenco están sobresalientes.

En síntesis una serie que va creciendo conforme va avanzando, no decae en ningún momento, una historia llena de miserias y donde simplemente uno va pensando que algo está podrido y que las cosas se van a poner peor.