Eom Jeong-hwa, la protagonista de esta historia es una afamada cantante, bailarina y actriz sur coreana que hace un tiempo superó un complicado cáncer de tiroides, por ello creo que transmite tanto en este K-drama médico-familiar.
Tiene todos los ingredientes para gustar, pues cuenta la historia de una familia casi perfecta, que se ve vapuleada por la enfermedad y el deterioro de la misma. Todo ello aderezado con un afán de superación, un humor controlado y unos giros muy inteligentes.
No enamorarse de la docrora Cha y no sufrir con ella es prácticamente imposible.
Otro de los datos a tener en cuenta es la evolución de cada uno de los personajes a lo largo de los 16 capítulos.
Los guiónistas supieron mezclar la justa medida de melodrama, empatía, stress y realidad, por lo cual será casi imposible no soltar alguna lágrima.
Desde mi punto de vista lleva un claro mensaje implícito; que la familia es lo más importante. Pero no por ello has de dejar de soñar y que nunca es tarde para reinventarse a si mismo.