El personaje del detective Conan surgió de la imaginación de Gosho Aoyama, cuya primera publicación fue en 1994, y más de dos décadas después se han escrito e ilustrado una gran cantidad de mangas, 22 películas, varios cortos, numerosos videojuegos, y una serie de televisión animada de 910 que se mantuvo en pantalla 14 años siendo un éxito mundial
En esta ocasión nos llega una nueva película, la vigésimo segunda, que se inicia con un interesante prólogo en donde se producen varias explosiones en el centro comercial de Tokio. A partir de aquí entra en escena ese detective que fue reducido a un tamaño más pequeño por unos malvados, y que está dispuesto a llegar hasta el final para descubrir al verdadero culpable de este acto criminal y de otros posteriores, y así liberar al que han detenido como sospechoso y que no es otro que el tío del protagonista.

La película tiene un ritmo bastante elevado, unos cuantos giros interesantes, y mantiene bastante bien el interés hasta el final, con algunas escenas de acción y algún descubrimiento sorprendente. Pero, a diferencia de otras películas de animación asiática, es bastante limitada en cuanto a la calidad técnica de la animación, y en ese aspecto luce poco y sale perdiendo respecto a otros animes, pero su carácter enigmático y unos personajes secundarios interesantes que ayudan se interponen en el camino de Conan. Puede gustar a los niños y a los adultos, sobre todo si ya han visto alguna película anterior de la saga, o bien son fans de esa serie de Tv, y no tanto a los aficionados a ese cine de animación de los Studios Ghibli y otras productoras japonesas que dan prioridad a ofrecer una película en donde se cuidan todos los detalles a nivel de historia, visual y musical, aunque puedan tratar temas en algunos casos dirigidos al público más adulto.

LO MEJOR: Mantener el enigma hasta el final.
LO PEOR: A nivel visual es inferior a otros animes.

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