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Voto de Juan Ignacio :
9
Cine negro. Intriga. Thriller En la ciudad de Los Angeles un agente de una compañía de seguros (Fred MacMurray) y una cliente (Bárbara Stanwyck) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un agente de seguros y una mujer, de la que queda fulminantemente enamorado en cuanto la conoce, planean juntos la muerte del marido de ella; pero en una gran película de cine negro, como es ésta, nada es tan sencillo ni lo que parece.

Película basada en una novela corta, de James M. Cain, a su vez inspirada en un crimen real ocurrido en Nueva York en 1927, autor de 'El cartero siempre llama dos veces', en la que, como en la mayoría de sus obras, una mujer fatal hace caer en desgracia a un hombre, Billy Wilder y Raymond Chandler, este último, ya por entonces, autor de 'El sueño eterno' escribieron el guion, el autor de la novela no aceptó trabajar como guionista, algo que tampoco hizo Charles Brackett, colaborador habitual de Wilder en sus guiones. Fue la cuarta película, tanto como director y guionista, de Billy Wilder.

'Double Indemnity', en su título original, cuya acción se sitúa en 1938, es una obra casi perfecta en su conjunto, tanto en su dirección, guion, fotografía, así como la acertada música, de Mklós Rózsa, que acentúa convenientemente la acción en el momento adecuado. El actor elegido para el papel protagonista, el del agente de seguros Walter Neff, fue George Raft, quien se negó a interpretar a un asesino; finalmente aceptó Fred Mac Murray, actor de musicales de la Paramount. A destacar, como es habitual al hablar de este actor, la genial interpretación de Edward G. Robinson. Barbara Stanwick queda convincente como mujer fatal.

El film comienza con un momento muy álgido, luego se desarrolla en flashback hasta la secuencia final, y no desciende su interés en ningún instante, pues cada secuencia da un motivo para mantener alerta la atención del espectador.

Sin duda estamos ante una perfecta muestra del mejor cine negro norteamericano.
Juan Ignacio
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