Cuando me recomendaron que viera este western con Dustin Hoffman como protagonista, imaginé de inmediato que haría el papel de barman, de cochero de diligencia, de empleado de tienda o de bobo de la city. Nunca pensé que cumpliría muchos y tan heterogéneos papeles en el desarrollo de esta historia del viejo oeste. En efecto, el Director Arthur Penn le saca el máximo jugo a un joven actor de tan peculiares características: de baja estatura, con forma de caminar que refleja defectos, con cara de "ido", con gestos de autista (recordemos el soberbio papel en Rain Man), y logra llevar adelante un guión de estas condiciones donde todos los demás personajes "normales" quedan a la sombra de este excelente actor. La trama, que posee de todo: violencia extrema y explícita, erotismo manifiesto, humor negro, humor fresco e ingenuo, acción y sangre, toques de sentimentalismo, despliegue escénico sin retacear nada, montajes soberbios con muy buena fotografía y un vaivén de la historia que va y viene a lo largo de dos horas y media que me resultaron cortas. Hay ritmo, hay mensajes, hay filosofía de vida, hay enseñanzas. Por momentos se pasa de lo serio a lo cómico y viceversa con una fina ductilidad que hace apetecible cada escena, y también del drama fuerte a la acción cotidiana sin transición con sobresalto. En conclusión: nunca pensé que un western o al menos calificado así, me iba a producir tales efectos que he tratado de explicar de la mejor manera que me resultó posible, y confieso que no ha sido fácil expresar todo y claramente lo que esta película presenta y la hace recomendable.