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Voto de Fco Javier Rodríguez Barranco:
8
Drama Emad y Rana deben dejar su piso en el centro de Teherán a causa de los trabajos que se están efectuando y que amenazan el edificio. Se instalan en otro lugar, pero un incidente relacionado con el anterior inquilino cambiará dramáticamente la vida de la joven pareja. (FILMAFFINITY)
4 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y, bueno, si a El viajante (2016), de Asghar Fahhadi le concedieron el premio al Mejor guion en el festival de Cannes es porque la historia se construye sobre un argumento sólido. Si además ha sido galardonada con el Oscar a la Mejor película en habla no inglesa, hay que celebrarlo por todo lo alto, puesto que, en mi modesta opinión, este año la Academia, la todopoderosa Academia, en muy pocas palabras, ha premiado la forma de Moonlight y el fondo de El viajante, lo cual no sucede todos los años, ciertamente.

Desbrocemos, pues, ese guion sin llegar a destriparlo totalmente, que ese trabajo le corresponde a los espectadores. Y lo primero que uno, acomodado en su butaca, se encuentra en la pantalla es un escenario con algo tan inequívocamente americano como el cartel “Bowling” en luces de neón. Primera sorpresa, pues, del filme, pues el desconocimiento de la realidad iraní y los prejuicios occidentales animan al acomodado espectador en una desapacible tarde de inicios del mes de marzo a conjeturar que pocas cosas tan distantes de la vida en Teherán como un montaje de una obra estadounidense.

Por otro lado, tampoco hace falta ser Isaac Newton para inferir que si la película de Farhadi se titula El viajante y la narración se inicia con un escenario marcadamente norteamericano, la obra de referencia es Muerte de un viajante (1949), de Arthur Miller, llevada al cine en 1951 por László Benenedek, además de numerosas versiones para televisión dentro y fuera de Estados Unidos. De la misma manera que Un tranvía llamado deseo (1948), de Tennessee Williams, adaptada para el cine también en 1951, en esta ocasión por Elia Kazan lo fue para Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999) con idéntico resultado a la hora de recibir el Oscar a la Mejor película en habla no inglesa, pero con una diferencia esencial y es que Pedro quería un correlato teatral para su película, pero realmente igual le hubiera dado referirse a El sí de las niñas, de Moratín, o Los duendes de Sevilla, de los hermanos Quintero, porque no hay luego un traslado de lo que se da en las tablas a lo que se ve en la acción del largometraje.

Pero, Pedro quería una referencia de inequívoco sabor estadounidense y, para que no hubiera ninguna duda, en un momento de la cinta se ve una imagen de la televisión con los créditos de Eva al desnudo (1950), de Joseph L. Mankiewicz, otro de los iconos culturales en el país de los grandes sueños, cuyo título original es All about Eve, es decir, ‘Todo sobre Eva’. Todo sobre mi madre, Todo sobre Eva: vamos que Almodóvar buscó el Oscar sin ningún rubor y la cosa le salió bien. Mejor para Pedro, ¿o no?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fco Javier Rodríguez Barranco
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