Se podría establecer un paralelismo entre las franquicias de Spiderman y Batman, ya que en ambos casos hay cambio de director, de actores y sobre todo el retorno al origen del protagonista, del héroe, de cómo llegó a convertirse en lo que se convirtió. La diferencia clara es que mientras que la franquicia del hombre murciélago estaba más muerta que viva, la saga de Spiderman estaba en plenitud gracias a la trilogía de Sam Raimi.
Si nos olvidamos que en la original la explicación de por qué Peter Parker sufría la mutación arácnida, y me refiero al cómo sudedía exáctamente, lo cual debería crear cierta confusión para los que no hayan leído los cómics, el caso es que este Spiderman es tan espectacular y divertido como los anteriores y asegura la continuidad.
En cuanto a los actores principales, Andrew Garfield da el perfil y Emma Stone es para mi gusto de las mejores actrices de su generación que hay actualmente asi que por esa parte todo correcto. Y en cuanto a la historia sigue los arquetipos típicos y habituales del superhéroe, dicho ésto no de manera peyorativa, pero con un Peter Parker más comprometido con su alter ego que en anteriores entregas.
Recomendable para cualquiera que le haya gustado la trilogía original, para aquel que le gusten la películas de superhéroes, o simplemente para todo aquel que guste de pasar un rato divertido y emocionante.