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5.7
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Animación. Comedia. Ciencia ficción. Fantástico. Infantil
Bugs Bunny y su equipo desafían a los Nerdlucks (un grupo de pequeños extraterrestres) a un partido de baloncesto para decidir si los Looney Tunes permanecen en la Tierra o se trasladan a una lejana galaxia para trabajar en un parque de atracciones de Montaña Tontolandia. Los Nerdlucks cuentan con una poderosa arma secreta que los hace superiores: se han apoderado de las mejores cualidades de las estrellas de la NBA (Charles Barkley y ... [+]
14 de febrero de 2008
14 de febrero de 2008
75 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
He insistido varias veces en lo embrutecedor y degradante del cine, un lenguaje que aspira a ser arte pero que, estando controlado por el populacho, no puede aspirar más que a bazofia. Sin embargo, existe un alternativa para la gente que no puede prescindir del acudir a la "gran pantalla": que se sustituya la industria del cine por el visionado de partidos de baloncesto. Seamos realistas, el baloncesto, ese deporte, qué digo, ese arte-deporte, es el instrumento que necesita la humanidad para superar su degradación y avanzar hacia la utópica "paz perpetua" (Immanuel Kant). Yo mismamente, que soy culto y refinado, suelo ver los partidos de los Lakers o de los Celtics con Mozart de fondo, esa danza maravillosa, esas penetraciones angelicales de Kobe Bryant, esas magníficas canastas de Garnett. ¡ Qué arte tan bello! y que grande el contraste con el embrutecimiento y la vileza del cine, qué contraste con la degradación de un John Ford, de un Igman Bergman.
En "Space Jam" encontramos la unión de dos opuestos, la brutalidad del cine y la fineza estética del arte baloncestístico de la mano del más grande: Michael Jordan. Aquel "querubin" que nos dios 6 títulos de ensueño, esos aros pasados absolutamente deliciosos, esos mates estéticamente insuperables, como un auténtico bailarín sobre las nubes blancas de la grecia aristotélica. Ya lo dijo Heidegger: "Sin los partidos de Michael Jordan nada de mi obra hubiera sido posible. Con él se me reveló, se me abrió, el Ser" (M. Heidegger, Gesamtausgabe, Tomo MMMMMMIIXIXIXIIXIIXIXIXIMMM, p. 15.239, en la nota al pie de página).
Jordan fue la culminación absoluta del ideal griego de belleza, retomado en el Renacimiento y encumbrado en el concurso de mates de la NBA de 1987 donde encontró su momento más glorioso. El mismo Platón hubiera llorado de emoción antre el glorioso mate desde la línea de tiros libres.
En esta película queda totalmente oculta la naturaleza abominable del cine en favor del protagonismo del baloncesto, por ello estamos ante el mejor trabajo cinematográfico-baloncestístico-artítistico de la historia de la modernidad. La mejor película desde la Revolución francesa en 1789, sin duda.
En "Space Jam" encontramos la unión de dos opuestos, la brutalidad del cine y la fineza estética del arte baloncestístico de la mano del más grande: Michael Jordan. Aquel "querubin" que nos dios 6 títulos de ensueño, esos aros pasados absolutamente deliciosos, esos mates estéticamente insuperables, como un auténtico bailarín sobre las nubes blancas de la grecia aristotélica. Ya lo dijo Heidegger: "Sin los partidos de Michael Jordan nada de mi obra hubiera sido posible. Con él se me reveló, se me abrió, el Ser" (M. Heidegger, Gesamtausgabe, Tomo MMMMMMIIXIXIXIIXIIXIXIXIMMM, p. 15.239, en la nota al pie de página).
Jordan fue la culminación absoluta del ideal griego de belleza, retomado en el Renacimiento y encumbrado en el concurso de mates de la NBA de 1987 donde encontró su momento más glorioso. El mismo Platón hubiera llorado de emoción antre el glorioso mate desde la línea de tiros libres.
En esta película queda totalmente oculta la naturaleza abominable del cine en favor del protagonismo del baloncesto, por ello estamos ante el mejor trabajo cinematográfico-baloncestístico-artítistico de la historia de la modernidad. La mejor película desde la Revolución francesa en 1789, sin duda.