Mira que a priori me preguntaba yo qué narices pintaba "M. Butterfly" en la filmografía de David Cronenberg. Duda que también se plantearon los productores al ver que el canadiense pujaba por el proyecto. Pero tras verla compruebo que es puro Cronenberg en su vertiente más psicológica y alejada del fantástico, la de "Inseparables" (1988). Y ya he dicho más de una vez que si algo es etiqueta Cronenberg, yo estoy en el barco.
Más allá de reconocer que "M. Butterfly" me ha gustado mucho, dentro de lo que me puede gustar esta vertiente del canadiense, hay que admitir que esta obra es "Titane" (Julia Ducournau, 2021) casi tres décadas antes de "Titane". O al menos la versión que le puedes poner a tu madre. Al hilo de lo cual, esta que ahora nos ocupa es la primera del ciclo Cronenberg que me he atrevido a ponerle a mi madre. Vale que en su momento ya le había puesto tanto "La zona muerta" (1983) como "Scanners" (1981), pero técnicamente esas no han formado parte del ciclo ya que estaban ya vistas. Así que de lo que permanecía sin desprecintar, "M. Butterfly" es la primera. Y ha terminado tan subyugada como yo por una historia tan rocambolesca como fascinante. Y es que además ambos la hemos visto sin ningún tipo de conocimiento previo, lo que nos ha hecho comernos sus 'trucos' con total facilidad e inocencia. Lo que ensalza aún más si cabe la película como experiencia.